jueves, 3 de mayo de 2012

! A LA VEJEZ TOSTONES, NENICO!



Eso icia mi yaya duenda ¡qué razón tenía la pobretica mia! A consejos no la ganaba nadie y eche mano de uno de sus remedios inflalibles páchar a las visitas inesperas y puse el escobón detrás de la puerta de mi setica, pero más ma hubiera valió agarrarla y liarme a escobazos en la Nochegüena.

Tó empezó con el dincurso del rey duende, esa real majejta que se preocupa por sus sunditos y nos regala la vista de vez en cuando con la afoto de sus cacerías de gamusinos y con las hazañas pintorescas de su familia de elfos reales a cual más jodio. Y el chache dando buena cuenta de las gambas rojas caezonas. Acho cuando chupo la caeza de una gamba siempre macuerdo de una novia sirena con nombre de tambor de detergente que tuve en mis tiempos mozos. La zagalica era mu maja pero aquello no cuajo, ella me preguntaba ¿porque? Y yo infeliz le contestaba ¿nena y por ande? Ustedes me comprenderán cuando les diga que aquella, aparte de oler a pescao que echaba pátras y viniendo de la mar como venia, pos no tenía ni chirla, ni mejillón y yo ya tenía las partes nobles colorás, escaldufas y escocias de tanto tocar la zambomba en pleno agosto. Manque ella tuvo suerte, la ficho la Dinney, se caso y tuvo una zanguanga, lo malo lo de las patas, que si hubía yo sabio que eran convertibles otro gallo nos hubiera cantao.


Entre chupa chupa de gamba y absolto en mis pensamientos maparece mi duenda suegra y con toa la mala folla del mundo y la sonrisa torcía me saca el regalo navideño, “un  bacín”, ¡será ejracia!, pero mia no iba mal encamina, porque cada vez que la veo me dan ganas de jiñar.



A toesto tocan a la puerta, coñio el fastanma de mi cuñao duende que es más largo que una mea cuesta abajo, ¡el calvo los huevos! que tie la perilla en la frente, que hay veces que lo veo montao en su salicornio y no me dice ni buenas y ahora aparece en mi güiscano a darme la noche con sus tontascas. Y si no mi cuña duenda la zurcachera, esa la remate final, dando parabienes y cuartos al pregonero, más mala que un dolor de muelas y más licinciá que las canetas. No metía lengua en paladar la jodia por si se la mordía y se envenenaba. Mia tu que la que me hizo gracia fue mi sobrina duenda la Visalmo (ahora como se ha vuelto modelna la llaman Visi)  y el tarambaina el novio elfo que se ha echao, que espantajos señorcico y se creerán que iban majos, con pendientes hasta en las muelas del juicio, entre los dos llevaban mas mierda que el palo un gallinero y el sobaco un chono juntos, eso sí, con más tonterías que los muebles del comedor. Odo y no hubía más sitio en la mesa que me toco el tonteras al lao mío y venga con la piernecica pá ver si le tocaba en fornel a la novia y a tó esto dándome a mí y me vuelvo y le digo – Nene que te quemas, que si sigues asín te hago padre.



GENERALMENTE LOS FASTANMAS SON ASÍN


 Con las tontascas de unos y de otros yo pasando más hambre que los pavos de Doña Julia, que se comieron la vía el tren pensando que eran busanos, la gambica caezona que tenia a medio se hubía quedao más hela que una llave y más seco que un torcazo eche mano pá pegarme un buen trago de vínico de mi tierra, cuando la puerta otra vez -Chacha mia ver y echa el cerrojo y que no entre ni Dios, copón, pá que las prisas.
 Mi duenda que no tie fin abrió, mare mía perdí el ser de la persona, los ojicos como dos panes de kilo y medio me se pusieron cuando vi aparecer a mi duende suegro con la brujica cubana jaquetona y un duenecillo cagarrín en brazos. No hubía traspasao el portón, cuando vi que se acercaba mu peligrosamente a mi caeza el bacín que tan “amablemente” ma hubía regalao mi duenda suegra, di una volteleta que ni el Casillas y fue a darle a mi duende suegro un tabanazo en toa la geta, dándose un calabazón que le hicieron palmas las orejas. Pobretico mío si no le dio tiempo ni a decir buenas noches y ya eran malas pá él.


Mi setica que no es mu grande paecía el camarote de los hermanicos Mars, no cabía ni una tápena, aquello era pá verlo, mi duende suegro con el ojico más negro que un cerote, mi duenda suegra chillando, “veste de aquí viejarancano asqueroso”, el guarrín entre teta y teta de la cubana guaimeando a moco tendio, mi cuñao “el listo” dando recetas pá curar el ojo, mi duenda y su hermanica haciéndole aire al papa y la Visi y el chunda chunda agarrando chiche y pegándose el lote en mi mercedora relas

Yo cuando vi el pampaneo y no queriendo que me diera un mal aire, me salí a la puerta de mi setica a liarme un cigarrico y a mirar las estrellas, cuando apareció ante mis ojos una mu grande, mu brillante, ¡más rebonica! y pensé, el niñico Dios ya ha nacio y no sabe a qué mundo de locos a llegao. Que El nos coja confesaos.


EL DUENDE.