miércoles, 19 de noviembre de 2014

Y ENTONCES ENLLEGO LA MAMA DUENDA




Yo a mi duenda mama la quiero muncho, nos vemos d´uvas a peras pero el encariñamiento siempre está presente, véase el par de sopapos que m´arreo el día qu´enllego. Un elfo qu´enconoci yo en la mili que era más negro cun cerote icia que´l que no se paece a los suyos es un marrano. Su pare, un capitán rojancano de la legión y su mare, amarilla con los ojos rajaos, filandesa, que suena a queso d´untar pero es un pueblo de esos mundos de Dios. Icen  que yo me parezco muncho a la mama y la verdad sea dicha, estoy mu orgulloso de ese parecer.


Tenemos muncho en común, el papa por ejemplo, y salvo el pelo, los ojos, la nariz, las manos y el cuerpo en general, somos idénticos. Mi duenda mama lo mismo te llena de besos babosos que t´arranca la caeza de cuajo, te tira una alpargata con efecto que te da un abrazo chillao, ¡ella es asín!. La llamamos cariñosamente el gogle. No hay duenda por más viejecica que sea en el pueblo que no sepa lo que sabe ella. S´ enconoce a tos los duendes, los elfos, fauna y flora que nos rodea. La alpurnio de mi duenda suegra la tie como licincia, ¡pero ni muncho menos!, ya quisiera la sartén paecerse al cazo y d´ste cacico tenemos muncho qu´aprender.
¡Eso sí!, casca mas cun sacamuelas, tie comesacio pá to.  La paz y la tranquilidad que tenia en mi seta dende que mi duenda suegra se fue con mi tío duende Manolo a descubrir el país vecino, Yecla, me se fue a tomar viento fresco la farola.



Un día comiendo.

-Hijico duende me tenías mu abandoná, t´escribi una carta que nunca contestaste. Te la mande con el elfo Aurelio que venía del Carche y bien te dije en ella que fueras a buscarlo porque la burra la tenia enfermica, que´l pensaba que le duraba menos que un duendetelediario y no llegaba ni a la Pinosa. Que la cosa no anda bien, pero tampoco mal, la cosa no anda,  escupe y cuando escupe huye en bercicleta. ¡Ya sabes y que aluego no te sirva d´espanto!,  que si ties un yogur de fresica acida en el fregorifico no hables con él que lo mesmo esta caducao.




Mi mama se metía la sopa con gachamiga en la boca y aprisica, aprisica la mascujeaba, cogía aire y seguía dándome consejos y explicaciones.

-Al tío duende Venancio hace muncho que no lo vemos por el pueblo, se metió a entrabajar en l´alcoholera y s´ahogo en un bidón de ginebra  ¿sabes nene? algunos duendes se tiraron a salvarlo pero el lucho valientemente contra ellos. Tardaron tres días en apagar el fuego cuando lo cremamos y dende entonces no se la ha visto el pelo. ¡Pos que me tie a mi preocupa el tío Venancio!, a él que le gusta tanto el alpiste y no fue ni a la cabalgata de Reyes, ni a las misas de la duenda Jacinta la caramocho.  A las seis de la mañana cuando el sol está en las cumbres hay mas...!pá que te voy a dar explicaciones si tú a las seis de la mañana estas en to lo tuyo!.  ¡Y de esto que no s´entere naide!.



Terminamos de comer prometiéndole que no saldría de nuestras bocas lo dicho por ella. Las dos recogían la mesa y aquí el chache 
s´echaba la siesta.

A la noche cenando la misma reparandoria.

-Hijico duende, nunca olvides que ¡siempre es verano con el pepino en la mano!, que la vida es contraria y l´almólfera mu cambiante. Que lo mesmo es de noche, que de día, el negro, el blanco, la sandia, el melón de agua, el queso fresco y el curao, ¡atiende! ¿Tu sabias que el tío duende Regomello hubía inventao las gambas rebozas? ¡Ah y cuida las alábegas que las ties mu muertas! ¡Pos eso!. La serona de la duenda Faemina, que tie canas en to lo negro, ice que lo suyo es suyo y lo mío suyo, ¡los cojones adobaos! que dijera el pare, que por cierto, tu pare te manda recuerdos y regüeldos. !Cucha! ¿Sabías que a tu pare qu´esta pitopausico y le ha dao por cuchar a la Camela?. ¡Pos que no me hablo con la Faemina! Y to por cun día qu´olía avinagrao me piso lo sembrao y porque le di un escobazo en la cepa la oreja, que to sea dicho, se quedo priva, se enfurruño conmigo, ¡ya ves tu l´atun!, ella que se combalacho con la de la seta d´arriba pá bailar salsa y yo pá comérmela. ¡Bien comio, bien bebió ¿que mas quieres cuerpo mío?!



Dimpues de estar unas horicas comiendo castañas y charrando, la buena de mi mama duenda me dice.

-A una parientica mía le pasa como a mí, lo mesmo saca el paraguas, que se acuesta a las ocho, es igual o al revés, no sé si 
m´explico bien.

Yo a la mama la entiendo tan, pero tan bien que no hacen falta explicaciones, pienso lo mesmo que ella, ¡ya que tos habláramos tan claro en esta vida!.

Me levante p´acostarme y me dice con carica de sueño y bostezando tanto que parecía su boca un túnel

-Y ara ¿Que marcha me llevas?
-Tengo más sueño que una cestica de gaticos al orico la lumbre.
-Buenas noches hijico duenecillo, que sueñes con perniles y elefantes moraos.



Me dio cuatro o cinco besicos en el moflete y m´acoste más feliz que una perdiz bien arrepretujaico con mi duenda, pá que no pasara ni el viento entre ella y yo.

¡Esto sí es felicidad!

EL DUENDE




jueves, 30 de octubre de 2014

EL EMBOLA, EL EMBÓLO Y EL JUEGO DEL CHIRIMBOLO



Antes d´ayer  me levanto empitonao como es costumbre sana en mi y m´encuentro al bausán del Pascualón mirándome fijamente al pie del catre, le tire l´alpargata y con una chilena la colgó en el perchero que la yaya duenda me regalo pal día que me case.
Como esas moscas cojoneras que no te pues quitar d´encima lo tuve en mi baño quincenal, ya saben ustedes que hay que lavarse las taratañas por lo menos una vez cada quince días, manque no toque.

-chacho ¡cojones! ¿Vas icirme algo tonto la nona?

Más atascao que´l retrete de la elfa Dominga, que no caga solido dende que le dijeron que su cuñá se quedaba con los terrenos de su defunta duenda suegra va y me dice con voz de camionero acatarrao:

-El eeemboola, el eeemboola, que ha enllegao al pupupueeblo.

-Tu sí que te has tragao un embólo ¡ejraciao! pero de los gordos.



¡Chacho!, fue salir a la puerta de mi setica y estaban tos los duendes, elfos, fauna y flora revolucionaos. Tos los licinciaos del pueblo se hubían reunió en la plaza capitaneaos por mi duenda suegra, qu´era la pirulla que mas chillaba.

-¡La Chin Lu, amos a por la Chin Lu que esa se tie toa la culpa!.

Otros chillaban.

-El ancalde qu´estuvo en la punta de la cana este verano con nuestros dineros, ¡amos a por él!

Mi vecina la cornua voceaba.

-Mi marío ha sio el culpable, que se fue a por tabaco hace tres años y entoavia no ha vuelto.

Me senté en un risco, m´encendi una pavica y espere a ver si alguien l´echaba la culpa a mi duenda suegra y entre tos se la cargaban.


Asín, sin querer queriendo, el elfo matachinches que tie mu malas pulgas l´arreo un sopapo en la cocorota calva al tío peines, que no tendrá pelo, pero tie mu mala follica y allí se lio un sindiós. Porque tú me has dicho, porque tú me has hecho, porque, porque…y allí ya naide s´acordaba del embola, ni del mono que lo fundo.



Tuvo que venir mi tío duende Manolo que pá poner paz en estas cosicas se pinta solo y dun silbio que me dejo tiniente cayo a to quisqui.

-¡Amos a ver alma cantaros!, que no tenéis ni idea de lo que habláis ni de lo que cucháis. El embola nunca sá presentao en el pueblo, ni esta, ni se le espera. Vusotros tontos empinaos hubis oído campanas y no ha replicao nenguna.

Mi tío duende Manolo cogió aire, siguió con su descurso y el embobao del Pascualón se trago una mosca por estar con la boca abierta.

-Tos enconoceis a la duenda Benicia, la que´l calavera de su marido el Fidencio  s´acostaba con el elfo Especioso, que por aquel tiempo tamien quisisteis echar del pueblo por mariposón. Pos la hijastra del Fidencio no, su prima hermana la Herundina, la que se ennoviajo con Sigerico qu´entrabaja soplando cristal pá hacer botellas a ca el Baraquisio, el yerno de la Beranbela la barbuda, la que hace cinco años vino el circo pá llevársela pá hacer churros con chocolate en la puerta, pues la nieta de la Berandela, la hija de su pequeño el Crispín, que tie perras pá echarle a los marranos, ¡pues esa!. 

La duenecilla Canuta, que si os acordáis de cuando era una monicaca ya le gustaba aparentar y sobresalir, lo único que no le sobresalían eran las tetas y este verano se fue pá los Madriles a que le pusieran un par de buenas agarraderas y ayer se vino pal pueblo. Enllego a ca su tía pá enseñarle las nuevas protuberancias y su tío qu´estaba soplando una botella con el Sigerico al verla ensoplo, ensoplo y reventó el cristal, a lo que el Sigerico exclamo. ¡Qué par de bolas!  
La duenda Benicia que pasaba por allí, que tos sabéis que dende que´l calavera de su marío se lio con el Especioso quiso sacar los trapos sucios de to el vecindao y se volvió mas licincia que las cañetas, oyó lo que lo que quiso y lleno to el pueblo de que en embola hubía enllegao.

No sois más tontos porque no entrenáis, ¡bausanes!



Dimpues de la última frase lapidaria de mi tío duende Manolico tos los duendes, elfos, fauna y flora de la plaza, incluida mi duenda suegra, nos quedamos con la baba corgando. El Pascualón se volvió a tragar otra mosca y yo me encendí otra pavica.

El ancalde que enllego tarde, como siempre, no se l´ocurrió otra cosica qu´icir.

-Duendes, elfos, fauna y flora, juguemos al juego del chirimbolo.

Y allí nos tenías a tos cantando, riendo, brincando, jugando al juego del chirimbolo.
El juego del chirimbolo
¡que bonico que´s!
con un pie, otro pie,
una mano, otra mano,
con un codo, otro codo,
con la oreja, la otra oreja.
¡el culo de la vieja!
EL DUENDE











martes, 21 de octubre de 2014

EL ENAMORAO Y EL PEZ, FRESCOS HAN DE SER





¿Dande s´abran s´acao que las vacaciones tien que ser tranquilas pá enllegar a tu seta relajao pá to el año? ¡A mi que me lo expliquen coñio!
¡Odo!, que´l primer dia ya la teníamos monta con el abanto melonero de mi duenda suegra.  Y tó pos que a mi duende tio Manolico le dio por osequiar a su amol con un bañador de aleta, de esos que me llevan las nadaoras que salen por la duende visión con los culos en pompa y la zurrona se lo capuzo en la playa del revés y a ver si m´explico pá que ustedes m´entiendan bien, las tetancanas ombligueras se l´esparamaban  por los laos, con icir que se metió al agua y pesco dos sardinas con los pezones, ¡ahí es ná ¡



 Pos dio lugar, a que nos echaran a escape de la playa los civilillos dimpues del pifostio que monto la tía zopenco, al darle una somanta palos con la rueda del trailer que llevaba por flotaor, a un guiri rojancano que le faltaba ná pá pegar un buen peo, ¡ya ves tú¡  porque el probetico intento quitarle las sardinas a bocaos, hambruna questaba pasando. El agestao carcamal alego que con las manos se l´escurrían los pescaos y que tampoco quería él tocar mas carnuja de la nicesaria. ¡cá!



Entre unas cosas y otras nos tuvimos que venir p´al pueblo antes y con antes, porque a mi tío duende Manolo le dio un aciconque al día siguiente. Pos resulta que aquí el salmerón es mu aprensivo, pero la juerga le gusta más cá  un tonto un lápiz y la noche d´autos se lio la manta a la caeza y me se fue de parranda. Se ligo a una elfa guiri en una guiscano de bailoteo mu conocio de la costa y se paso la noche baile va, baile viene, arrima pelendengues y toca pandero y cuando estaba más caliente que el palo un churrero se la saco pá la calle con idea de terminar la noche en su champiñón/hotel, en la puerta la intento besar y la guiri cascandole en guiri cerrao le decía.

-Tumorro, tumorro.



Mi duende tío Manolo mosqueao y mas revolicao cun día d´aire en el pueblo, se metió de nuevo al bar y al de la barra le pregunto ¿que coñio era tumorro? y este le dijo que, mañana, el inorante de mi tío le dijo que, ¡que cojones mañana, que mañana  no, que la tenía a huevo duro hoy! y que hiciera el favor de decírselo. Me conto que el pollopera se descojono en su trompa y con las minmas volvió al ataque. Termino dándole un beso de rosca, tornillo y arandela y cuando estaban en lo mejor mi duende tío Manolico noto algo extraño en la boca, pego un lapo y cayeron los dientes postizos de la guiri. Enllego malo y dando arqueas y me pidió que no le contara la pasá a naide.



Esta de Dios que las vacaciones siempre las termine como el rosario de la Aurora y ¡espérate que ahí no acabó la cosa!

Cuando enllegamos a mi seta vimos que el portón estaba abierto y pensando que me hubían entrao los cacos m´empecé a cagar en tos los trolls, en sus hijos y en la mare trolera de tos juntos. Entoavia me tiemblan los pámpanos del ostión a mano llena, pero de esas merlas que se cogen dende atrás, de las que hay que tomar correntilla pá que suenen bien que m´arreo  mi señora duenda mare.

-So avión, ¿Asín es como t´enseñao yo hablar? Si me quito la zapatilla te falta sembrao pá correr, mia tu el zanguango los ijustos que me da ná mas enllegar, si lo sé no vengo.

Y aunque yo quiera muncho, muncho a mi marecica duenda en ese momento pensé lo minmo que ella.  
¿Pos pá que rehuevos habrá venio ?



EL DUENDE




martes, 22 de julio de 2014

EL REGIMEN DEL ALCACIL




En mi seta últimamente no comemos muncho pero nos reímos más. 

A la trajinanta de mi duenda suegra, que la zambulla no pasa día en que no saque cosica nueva pá incordiar, le dio por icir que estaba monflona, ya ves tú ¡como si no lo supiéramos ya! Y que mi duende tío Manolo se la iba a ejar por una pimpolla jaquetona. ¡Cá, no nombres  la soga en la seta del ahorcao! y dende aquel momento no entro ni un solo pernil en mi seta.  Las bajocas estofas, los potajes, las gachamigas, las gazpachás, las patatas a pelotón y tos esos condumios que nos zampábamos, pasaron a ser alcaciles. Menuda tringola a chupar  hojas d´alcacil que nos pegamos. La leche aguachá sin telo y con alcacil pá mojar, ensalá d´alcaciles, de segundo alcacil con alcacil y de postre alcaciles rellenos d´alcaciles. ¡Acho, qué barbaridad! Pasamos más hambre que los pavos de Doña Julia, que se comieron las vías del chicharra pensándose que eran busanos.


A los tres días, con angusticia, mas pacencia que el santo Jo y mas chupao que la pipa un indio, m´encontro mi duenda en la lacena rosigando un zoronco pan que llevaba un ratoncico campero en la boquica. Por lastimica esa noche cene cerrajones y espárragos trigueros  vuelta y vuelta en la saltén sin una mala miajica d´aceite.
A la semana la zaratán de mi duenda suegra pesaba cuatro kilos más y mi duenda y yo siete kilos menos. Me hubía quedao en las encías ¡coñio!, Retusaico, me ponía de canto y no m´encontraba ni el Lobatón. 


La noche de san Juan, mi duenda y mi duenda suegra se fueron pál pueblo, ya que pá esa fecha como ustes saben, nos puen ver o apreciar y yo reinando, con mas jaspa que el perrico un ciego y  con la mosca etrás de los pámpanos me la pase encerrao en mi güiscano rebuscando papeo. Al día siguiente volvieron los tocinos a la mesa. La zambullo los tenia arrescondios en el arca de la recamara, debajo de las enaguas de mi bisagüela duenda, acho que recotín cogí ¡con razón pesaba más la cernacho! y mi duenda pensado que era un zurrón de peos, que serlo lo es, pero tamien de buenas tripás.

A la semana d´aquello a mi duenda suegra le salió un cuerno en la frente. ¡Que ijusto mas tontaco cogió! Pensaba que mi duende tío Manolo hubía vuelto al puticlus como aquella noche de san Juan de hace ya años, se paso tres días enzurroná y yo los mesmos con risera.


Al cuarto día nos amaneció con un rabo. Estas cosicas pá lo licinciaos que semos por estos lares no se puen esconder y los enanos del bombero torero que s´encontraban montando la plaza  toros pá las fiestas de san Fermín la tomaron por una vaquilla y la encerraron en los chiqueros pá torearla. ¡Eso era pá verlo, no pá contarlo! Aquí el chache derrengao de la risa, mi duenda preparando la muda pá llevarle y mi tío duende Manolo que nos apareció en el sestero la tarde, con cuarenta grados a la sombra, vestio con traje de luces, el pingajo ladeao y la montera amarilla fosforescente dun isfraz de torero de la ultima pingochá por los Benidores.


Nos fuimos pá la plaza que estaba abarrotá, pedimos sombra y nos dieron sol, ¡mientras no nos dieran alcaciles!

Campaneaban las cinco de la tarde, anuncian que la vaquilla duenda lleva por nombre “panzabalago” de la ganadería del duende jumillano. Con el primer pasodoble s´abrieron  los toriles y salió mi duenda suegra bufando, arrascando el suelo y levantando polsaguera. S´ hizo el silencio, unos zurlapeaban de las cantaras, otros mascujeaban garbanzos torraos y  en medio  la plaza s´apareció mi duende tío Manolo sin capote, con un ramo de ababoles coloraos reventón, hinco rodilla en la arena y saco una sortija con un pedrolo mas grandote que el salicornio de la rotonda del camino  los Franceses. A tó esto se puso el cielo más negro que los cojones dun burro, empezó a caer una peñacina que escalabro a tres bomberos toreros, al caballo saltamontes del picaor y al ancalde, al que yo le hubía pagao cinco duros pá que a mi duenda suegra solo le dieran un par de pases y un jetazo por encima en el culancano.


Más tarde m´entere, que la noche de san Juan s´hubía tomao una cajica entera de pastillicas p´adelgazar, que cogió de la casa del diertista del Fati.  Ya´n visto y se puen imaginar los efectos secundarios que tie el tomarse esa cascarria.

Iba yo mas reparaico el otro día por el cerrico el oro, viendo el fincucho que tie el elfo Flugencio por allí cuando me sale al paso y me pregunta, con mu mala folla, por mi cornuda duenda suegra.

-De mi familia déjame hablar, pero no m´hagas escuchar. –Blincaciecas.

-¿Ara que quies secucio, heredar? Vete a freír espárragos, melón.

Dimpues del hambre que hubía pasao fue nombrarme los espárragos y me se fue la virgen.

-Vas a zampar truños con alcaciles, bausán.

Lo agarre del pescuezo, lo lance por los aires y tuvieron que venir a rescatarlo de los hermanillos, los enanos del bombero torero que niaun se hubían ido pá su seta.


Cuando llegue a mi güiscano desansiao, me hubía preparao mi duenda un condumio que no se lo saltaba un galgo. ! El ultimo la tía perejila! Y me pegue una forrajá de las de zampar a dos carrillos y bola en medio que Dios tiembla.


Y saben lo que les digo, que ayunen los santos que no tien tripas, que más vale olla que bambolla y aquí el chache de lo que rima, modestia aparte,  va sobrao.

EL DUENDE









jueves, 19 de junio de 2014

A REY MUERTO REY PUESTO


Españoles, españolas, Jumillanicos y Jumillanicas.  Alcarrianos, Fuente Pineros, duendes, elfos, trolls, hadas, ninfas, brujicas y otros seres de la fauna y flora que me rodean. Me llena d´orgullo y satisfacción el decir a boca llena que mi duenda suegra tie puesta una pata fuera de mi setica.


Comencipiemos por  el día en el que al canco del rey duende le dio por icir que estaba hasta los mismísimos pelendengues y que se jubilaba, manque fuera con media pensión, que pá tomarse unos chiringuanguis en los Benidores y ligar con dos o tres guiris le sobraba. 

La noticia corrió como la pólvora, ya s´encargo el Pascualón d´nunciarlo por tos los rincones del mundo mundial y a mí me pillo echándole un vistacico a los melocotoneros del tío elfo Serapio y de paso midiéndole a dos manos los melocotones a su elfa, que hubían cogió colorcico ese domingo en el charco el zorro. Me llegó chillando el bausán y del cagachín por poco hago zumo.  Icia que el próximo rey duende iba a ser el Felipón, el zagal pequeño que se le caso con  la Leti, la nieta elfa del cochero, que por nombre iba a llevar Felipe sexto, como el Camilo pero sin canturrear lo de que está harto de rodar como una noria. El licinciao que s´entera de to nos dijo que la corona la iba a hacer el Frasquito en la fragua que le dejo su padrastro Fracho el huevón, que el mote le venía porque tos los días fundía la cerradura  de su güiscano  con el soplete pá entrar.



Al cabo de dos días mi duenda suegra que andaba nervosia con que no sabía que ponerse pá la coronación real, m´parece en medio la cocina vestia de manola pá que su hija le cogiera los bajos del vestio. Con toas las patancanas al aire, los muslancanos colganderos, la braga faja y la peineta, asín se l´ancontró mi tío duende Manolo que fue a decirme que ya iba a tener con quien segar en las noches locas de los Benidores. Se la quedo mirando con ojicos golosones y a la tía zopenco cuarterona no se le vio atisbo de bajarse la ropa, al revés, cuantinimas la miraba mas s´arremangaba el vestio pá rriba, a mi me dio un retortijón  y me fui a cagar.



Esa noche volvió mi tío duende Manolo con un ramo de cardos seteros y se los dio a la pájara  pá que hiciera un cocido. Al día siguiente volvió con kilo y medio de chatos y a la noche con dos kilos de alcaciles. Al día siguiente con un manojo acelgas y a la noche…a la noche lo cogí por banda y le dije que me paecia mu bien que estuviera ronroneando a mi duenda suegra, que hasta me se caía la baba del gusto pero, ¡chacho, por Dios santo!, que viniera de vez en cuando con un tocino d´a palmo, con unos choricicos, o si el amor que le tenía era muncho, que se le viera el detalle con un buen jamón de pata negra. ¡Pero coñio! mas verdasca no, que me tenía dos días con cagalera.



Me conto que el domingo de resurrección cuando la vio con el traje de manola, se le puso un nudo en la galillo, que le revoloteaban gamusinos en la panza y que le temblaban hasta las orejas. ¡Odo, igualicamente que a mí! cuando la veo m´atraganto, me dan ganas de cagar y me se cierran los pámpanos. Me dijo, que dende que aquella duenda que tuvo hace muncho por novia se lo dejo plantao por irse con un elfo que tenía una Guzzi colorá nunca le hubia pasao esto, ni con las brujicas guiris de los Benidores , ni con las hadas de los Madriles que bailaban el chotis en horizontal, ni con la elfa de las Encebras viuda de Joseico que lo invitaba a garbanzos torraos y se pegaba buenas torreaeras con ella, con nenguna ná mas que con mi duenda suegra.



A mí me estaba dando un gustirrinin de oírlo y ya la remate final cuando me suelta que se la quiere llevar a enconocer mundo.
Los duendes vivimos munchos siglos, he visto munchos papas, munchos reyes y un solo presentador de saber y ganar pero, nunca he visto que alguien se camele a mi duenda suegra y se la lleve lejos, mu lejos de mi. Crucemos los dedos y ¡Qué Dios reparta suerte!


EL DUENDE





miércoles, 7 de mayo de 2014

VIVA EL CABO SANTO



Munchos me preguntáis que ¿Como he pasao la Semana Santica?, pos os diré que al chache le gusta ver las procesiones con docena y media d´empanas de patata, otra media de tomate, un par de kilos de habas del pueblo y chulla de bacalao viene y chulla de bacalao va. Pero este año al pasmarote del Pascualón le dio el venazo de vestirse de nazareno. M´estuvo dando la tabarra dende año nuevo y yo por noirlo, que ya me daba aprensión, le dije que bueno, pero que s´encargara él de las túnicas.


Miércoles santo en la noche nos reunimos en mi setica, el cabezón, mi tío duende Manolo y un servidor pá vestirnos. Cuando el Pascualón iba a sacar las túnicas entro mi duenda suegra con el traje de Manola en un pañuelico tienda y la teja debajo el brazo y haciendo una de sus melonás, al dejar las cosicas encima de la mesa camilla le pego un trastazo al candil y ¡apaga y vámonos! nos quedamos mas cegarrutos que el Ufrasio, que por antimparras lleva el culo del vaso de la nocilla. ¡Éramos pocos y pario la burra! el caso es que nos vestimos como buenamente pudimos y nos fuimos pá la calle en busca del santo Jo. 
En esas que la procesión ya hubía comenzao y nos fuimos con las minmas detrás de la virgen. La fauna y flora s´arremolinaba a nuestro paso, un yayo elfo se presino y un duende mocico nos tiro un pedrusco.
-¡Chacho, abedul!, ¿qué te crees que estamos en la caramela? –Le chille.


Con unas cosas y otras enllegaron los elfos civilillos, que nos agarraron por el pescuezo y nos sacaron de la procesión a hombros como al Cristo. El burrancano del duende Jacinto pocas luces agarro el tambor d´un zagal y aporreándolo nos fue acompañando con el toque del caracol hasta el cuartelillo y allí con mu mala folla el cabo elfo Benavidez empezó el interrogatorio.
-A vel singracias ¿Dende cuando sois racistas? - ¿Quién es vuestro jefe? -¿Qué queréis?
-Pos mira un carajillo no me vendría mal ahora – le conteste yo.
¡Zas! trompazo al canto, me se quedo un pitio de oidios que ya no m´entere de ná, solo veía mover la boca y los brazos como en las peniculas mudas.
Cinco horas más tarde, tres mamporrazos mas en la jeta y dos en las espinillas, mi duende tío Manolo con los morros hinchaos  y el Pascualón con los mofletes coloraos,  nos dejaron ir.


A luego, cuando mis oidios dejaron de tocar la palillera del Cristo, m´entere de la penicula. Pos resulta que las túnicas que se hubia agenciao el Pascualón eran del cucusclan, unos trolls con mu mala baba  a los que los morenicos como mi cuñaico les caen como un loso.
¡Si hubía sabio yo esto como es capaz! Pos me pase toa la noche en vela, esa que estuvimos buscando pá vestirnos y nunca encontramos.


Jueves santo en la tarde, malo como estaba, m´entra mi duenda suegra a darme la tabarra vestía de Manola.
-Menudo dijusto que nos has dao tontolaba, mia que vestiros d´adufes, ¡ay si tu mare duenda te viera!
-María Manuela, si paeces Batman de borrachera en un botellón de panchitos, ¿Ande vas asín salmerona?


Domingo de resurrección, resucite, salí con mi sillica a la puerta de mi seta y pude ver la procesión y a los zagales escalabraos pelearse por un caramelico volador. Mi duenda suegra entoavia llevaba el traje de Manola y a lo tonto, tonto, me di cuenta que mi duende tío Manolo la remiraba muncho. 
Esta de mas icir que las fiestas y yo estamos peleaos,  pero esta al tuerto le da que va a ser mu provechosa. 
Dios y el cabo santo m´oigan.

EL DUENDE