Cucha aquí la meabonico esta, que sabrá creído la tonta el fornel, que si soy fanfosquero, licinciao y otras perlas que ha soltao por su boca. ¡Casi ná lo del ojo!, pero si yo soy un angélico del cielo, de los pocos duendes güenos que van quedando, mia que le gusta enrear. Otra cosa no, pero requetebonico soy un rato, ¿ven ustedes al duende de la afoto? Pos no soy yo, es mi duende primo Casimiro, el hijo de una prima hermana de mi duenda madre que se fue del pueblo montaó en el Marques y volvió a los tres años con un Audimaeza de las guapos, de esos que te hacen hasta la cena con el chisque. Munchas perras, pero con menos carnes que la tía Angeleta en un codo. Yo suelo poner este retrato pá ligar más por el feisbus. Tampoco les voy a icir que pinta tengo, que uno ya tiene bastante cuando a algún bausán le da por ir a coger güiscanos con la cestica de mimbre o caracoles con el cernacho, a luego son ustedes los humanos los se quejan de la vivienda, pero si la seta donde vivo la tengo vendía, que cuando pumnea se me ponen los pelos como escarpias.
Enantes cuando era mocico me llevaba a las nenas
de calle, pos no era yo ná, me pegaba unos bailes apretaos con las zanguangas y
como marrimaban el felpudo, chacho me pongo malo solo de pensarlo. ¡Arrepún! cómo
cambian las cosas cuando el cura duende te echa las bendiciones. Apaga y
vámonos.
Ustedes
pensaran que como soy un duende lo tengo tó echo, pos se equivocan, soy
autónomo, vamos que voy por libre, soy mi propio jefe y a tocar los huevos no
me gana nadie y a tocármelos no te digo ná, a dos manos y porque con la boca no
má llego, si no, no má hubiera echao el cura duende las bendiciones, ya la
hubiera bendecío yo con saliva.
Pos
aquí me tienen, vaciando alcancías, rosigando el pan de la lacena, revolicando
lo ordenaó, sopeando lo que pasa en su casa, colándome por cualquier rendrija pá
hacerle la vida imposible al tonto laba de turno. Y los martes la vueltecica
por la plaza, mia que gozo, ya desde
cagarrín masobinaba desde el cantico de los puestos a licinciar y observar el trajín
desde allá rribota. Un arrepunjoncico por allá, la gente arremolina por acá, tós
apretaicos revolicando los montones de ropa, ¡miavel siascaso!, que paece que
se les acaba el mundo facundo y arramblan con toico. Marcas reconocías
internacionalmente como los chándales “dadobos”
o los obois “Robek” causan furor entre las Marujas más respetás que
tiran de baticola, que pá eso y pá comer gamba roja no hay crisis.
Este soy yo, la pájara esta ice que soy
cabroncete, pero ya se irán dando cuenta de que soy un buen duende y que las
cosas no hay que tomarlas tan a teta.
Ya
saben estaré aquí al laico asándome unas castañicas al orico la lumbre, que
como en la seta de uno no hay ná, de ná.
jajajajajjajajajajajajaj, muy bueno !!!
ResponderEliminary mi foto???
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