Poscuchusted salmerón que la que
me liaron en nochegüena aquí la trupe, entoavia tengo el turrón atrangantao en
el galillo. Mi duenda suegra dimpues del entrimuto le dio por llorar y aun se
preguntaba que tenia la brujica cubana que no tuviera ella, ¡no hay comparación
señorcico mío!, entre otras cosas, pos dos tetas como dos carretas y un culo en
pompa mas duro que el picaporte una puerta.
Yo tenía un requemor por dentro
que no me dejaba vivir, mia que no acordarse nadie de regalarme naica, salvo el
bacín asesino que casi espicha a mi duende suegro y me encamine a la plaza pá
quitarme el noseque, queseyo porque allí encuentras de toico. ¡Y vaya si lo encontré!,
el tío de los caracoles tenia uno en rebajas, un caracolico chuparandero mas
majo, que yo no es que enviaje muncho pero cada vez que lo hacía tenía que
tomarlo prestao de mi pariente el cagazurreras. Mi incho siempre ha sio tener
un ardacho amaestrao de esos que te cogen los 20k/h pero conforme esta el
panorama me conformo con una maeza de quinta mano. El alimalico tenía una cara
de aburrió, pero el caracolero me dijo que si no se lo compraba lo echaba el
domingo en un arroz con conejo y a mí me dio lastimica y lo compre.
Me fui a dar un garbeo con mi
nuevo mehículo que lleva tos los extras, cuerno parabrisas, babas de freno,
radiocasete pá oír a los chunguitos, chacho que buen trasporte me agenciao. Cuando
era mocico tenía un ciempiés jorabao, escuchimizao y cojo de treinta y cinco
patas que hubía pasao ya por quince manos, aquello era una venganza, más lento
que el carrico los helaos, cada dos por tres se me ponía malo y tenía que
llevarlo yo a coscaletas, estaba mas estropeao que la cama un loco y al final
en una mala tos me pego un peo que se fue pal otro mundo.
Estaba yo fardando por el pueblo
de mi nueva aquisicion cuando me encontré con el periñan del Pascualon, un
duende al que le das un cortachuchas y ya lo tienes contento y entretenio pá tó
el día. Al serón le falta veranico y medio, icen que sabe el secreto de la coca
cola pero el tonto laba no quiere soltar prenda y yo le digo.
– Pascualon, nene, no seas zurrón, que si le
das la formula a los de la pesi te dan una millona.
Pero el ceporro no atiende a
razones. Muchas veces pienso que el infeliz es más listo que tós nusotros
juntos, pero que solo le falta un buen
martillazo en la melondra pá espabilarse y espabilarnos a los demás.
-¿Tas comprao una maeza eeehhh?,
ejame a mi llevarla un rato, odo, que lo quieres pá ti tó.
-Quita bicho, hazte pá un lao
huevon.
Entre tanto mapareció mi duende tío
Manolo, mi ídolo. Es mocico viejo por convicción, vive como quiere el condenao
y se lleva a matar con mi duenda suegra y yo le digo pá hacerle enrabiar.
-chacho mia a ver si te ennovias
con ella y te la llevas lejotas de mi.
Oye pero que no lo convenzo,
manque hay que tener pelendengues pá cargar con eso y manque mi duende tío los
tiene mu gordos y bien puestos (eso nos viene genético de mi tatataragüelo el
arrestestinao que tó lo tenía asin menos los huevos) ¿pos quien coñio iba a
cargar con la duenda suegra?, ná mas que yo el ejraciaco de turno.
El pobretico está últimamente pitopausico
perdió, pero a él que le torren habas, no vive ná bien el genares, ¡la mare
duenda que lo pario!, que era mi duenda tía la Usebia, la famosa duenda que se
escoño por vérselo y lo tenia pelao. Se levanta, su chatico vino con su
fritilla, dimpues se va a ver obras, manque ahora haya menos que en la selva amazónica,
a la tarde su siestecica y dimpues de echarse el clis su machi mondonga y su
carajillo.
Y esos veranicos en los Benidores gozando de las alimanas, sus
buenos chapuzones, sus bailes apretaos con las duendas jubilas y los pajaritos.
Yo firmaría ahora mismico, chacho que felicidad estar tocándome tó el día los
huevos, pero a dos manos, no de refilón como ahora.
Lo que no sabía yo era la que me
esperaba al llegar a mi setica con mi alimalico nuevo, la duenda suegra hecho
el grito al cielo y a mi duenda le dio un paparajote que ni el día del estreno.
- A ver que la maeza es fea pero
no pá tanto. Dije yo con guasa.
Me toco dormir al sereno, pero más contento
que unas pascuas porque estas por fin, hubían tenio regalo, manque hubiera salió
de mi bolsillo.
EL DUENDE.
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