Acho háganme caso no me se casen enjamas de los jamases
y si lo hacen, váyanse mu lejotas de su familia, sobre tó de la familia de su
parienta, mia que les aviso, que aluego ya no tie remedio la cosa. ¡Si hubía
sabio yo esto como es capaz!
Mi calvario empezó el día que entre por primera vez a la seta
de mi duenda suegra, por aquello de que el casorio estaba cerca y tenía que
conocer a sus padres duendes. Era Navidad y yo pá alegrar la noche me lleve mi zambomba.
Allí al orico de la lumbre, con media galbana encima se encontraba
el duende con más pacencia que he conoció en mi vida, mi duende suegro, mia que
me impuso respeto la melondra que tenia neva de canas y aquellos ojicos
picarones medio cerraos que con solo una mirá rabiscula ya te daba miedo hasta
icir, a las buenas noches.
Pero pá cagachín el que me lleve cuando vi aparecer a la pirulla
de mi duenda suegra con los rulos clavaos en el zorongo estropajao,
trompalcuza, con más orejas que caeza, panza balago, unas manos que paecian los
pies de otro y por boca un hachazo mal dao. Me dieron ganas de salir corriendo
al terrontero, con una alferecía y una tiricia que entoavia no me se ha quitao,
pero por respeto a mi duenda me quede. Que espantajo señorcico, aquello no lo hubía
visto en mi vida, me quede atontolao como un pasmarote viendo la cara de mala
folla que me ponía, enjuta, con un ojopollo que deberían denvestigar los
entendios en cosas paranormales, aquello era de otra engalaxia, paecía tener
vida propia.
De repente un tufo se coló por mi chata nariz, la zambulla de mi
duenda suegra olía mu raro y no sé cómo, ni porque, me entro una picacera que
me dio por estornuar, chacho que mal rato pase, aquello hizo pollo en mi
gaznate y me dio tosaera, hipo y hasta un follonazo con música me se escapo. Mi
duende suegro dejo las tenazas, me miro con esos ojos achinaos a lo Clin Isgus
y mu abonico me soltó– ¿nene y con las orejas no sabes hacer ná?
Mi duende suegro siempre tan guason entovia no sabía lo que el
destino le tenía preparao.
Cuando nos disponíamos a cenar tocaron a la puerta y yo dando
ejemplo de mi buena educación fui a abrir el portón y apareció ante mis
ojos la brujica cubana más jaquetona que hubía yo visto en la vida. Tenía por
patas unos jamones que ríete tu del pernil que hubía sacao mi duenda suegra pá
cenar, unos pezones que paecian timbres de mansión, unos ojancanos verdes y unos
labios perfilaos que con toa la dulzura del menbrillo me dijeron - Mi amol ¿ties
azucal? A mi ignorante de la vida con tó el tonteo que llevaba encima no me se ocurrió
otra cosa que decirle ¿me dejas que te toque el wiwichi? y sin esperar respuesta
comencé a cantarle con meneo de zambomba incluida, “wiwichi a meri crisma,
wiwichi a meri crisma,wiwichi a meri crismaaa, an a api neu yirrrr”. Entoavía
me duele el tabanazo que marreo mi duenda en el caezón, quien me iba a icir a
mí que aquello era el comienzo del fin.
Mi duende suegro que paecía tonto cuando lo compramos, desapareció
un buen día llevándose consigo a la jamona que aquel día de Navidad nos pidió
mu dulcemente azúcal y la desaprensiva de mi duenda suegra ya desepara, ¡ale!
pá mi güiscano a hacerme la vida imposible y yo listo papeles.
Dende aquel fatídico día muncho miedo le tengo a las navidades, si
no fuera por las pelotas que hace mi duenda, que de una senta me puedo comer
hasta veinte, de que me iban a gustar a mí esas fechas.
El año pasao mi primo duende el Ustasio se hizo famoso en un
anuncio de los cupones, ¡odo! y mia que dije yo de ir a echar el cuponcico de
los huevos, pos no, fue el tonto laba y lo ficharon a él. Vaya un mariconazo,
toa la vida defendiendo la monarquía, que si los Reyes Magos pá cá, que si los
Reyes Godos y ahora se hace del papa Noel ese, que no tiene sangre en las venas
ni pá media pelota de cocido Navideño. Pos ahí lo tienes al salmerón veraneando
en el Caribe y codeándose con lo mejorcico del panorama famosil, el cachuli, el
paquirrín, la Esteban y el copón bendito.
Pos pijo que tó le tie que pasar al mismo, ¡que ejraciaico soy
coñio! y eso que no le dé a algún bausán por ir a coger musgo pá el belén o
hacerse con un pino, apaga y vámonos, un día de estos se lo digo yo que me
quedo sin mi güiscano.
Munchas noches pienso que debería de haberme fugao yo con la
brujica cubana, ahora mismo estaría amorrao a las galletas campurranias que
tenia por pezones y eso señores, sí que hubian sio una noches mu buenas ¿no
creen?.
EL DUENDE.