Tengo menos fuerzas que el
follonazo un choto, entoavia me dura el palizón de nochegüena. Ya no les
termine de contar, pero en la casa de socorro se lio la de San Quintín.
A mi duenda suegra, que le sentó la aparición
de mi duende suegro con la Chin Lu peor
que un tiro mierda en una chaqueta blanca, agarro los utensilios del praticante
y le arreo un jetazo en to el pandero a mi duende suegro y la chin lu, que
paece prima hermanica del chaqui chan, le metió una patá voladora que la matacán
voló como un pajarico espeluchao por la ventana. No hubían pasao ni dos
minutejos y en dos zancas se nos presento con una soguilla d´esparto y entre
una especie de indiana jones y Ángel Cristo nos acojono a tos meneando la
cuerda y cantando con ronquera.
-¿Ande vas con esas zapatillas,
ande vas con esos lindos pies?...
Yo que
la enconozco bien enconocía y sé que es mas burra que el tío Severo que mato el
burro a boinazos, no sé si me dio más pánico lo que pudiera hacer con la cuerda
o la cancióncica en sí. El caso es que entre dos mindangos que hubía por allí,
el Pascualón y mi tío duende Manolo, la agarraron y se la llevaron pá fuera. Mi
buena duenda y yo nos quedamos sin saber el final de la penicula y mi duende
suegro, ya a solas, nos pidió perdón por to lo que nos hubía hecho y nos conto
la pasá.
Pos resulta que al dejarlo la duenda
cubana con una mano delante y otra detrás le dio penica el guacho y pensó que,
con quien iba a estar mejor que con su hermanica y conmigo. Dimpues se fue a
vivir con el Pascualón, no hay mejor señal de lluvia que cuando cae, ara me
cuadran munchas cosicas, y allí ice que to los días pudía ver al morenico sin
que nusotros lo viéramos a él. Aluego mi tío duende Manolo, el mu noneras que
lo sabia to dende el principio, al verlo tan apagao le recomendó un masaje
relajante de manos de la Chin Lu, lo que este no sabia era que el masajico
llevaba premio, la chinica le hizo una gallarda en to lo alto y mi duende
suegro me se enamoro.
Yo pensaba que estaba en la Conchinchina
y estaba con la cochina de la china, que no es lo mesmo manque parezca igual.
Al llegar a mi setica lo primero
que hizo fue darle un achuchón a su duende hijico y aquello era pá verlo, no hubía
llorao tanto dende que la Cristal se caso con el Luis Alfredo.
A moco tendío mi
duenda le saco la ropica del guacho y con un pañuelo moquero les dijimos adiós
mientras s´iban los tres calle abajo felices y con perdices, con perdices, con un
jamón de pata negra, un quesico curao de a quilo, morcillas, salchichas,
longanizas, un trozancano de tocino, dos garrafas de vino, tres panes caseros y
un morcón, y no les hablo del morcón de mi duenda suegra, a esa hubía que verla
cuando s´entero de la historia. Una semanica lloriqueando, la otra bailando la
yenca, dos días bebiendo vino como una cosaca, tres días que no se le ve el
pelo y esta ultima buscándose un isfraz de carnaval.
Y yo, echando muncho de menos a mi duende
cuñaico el morenico, ese pequeñajo que por un tiempo nos alegro la vida y nos
dio ganicas de vivirla.
EL DUENDE.
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