Ustes me darán la razón
cuando les cuente lo que a to buen duende jumillano que se precie le pasa
cuando sale fuera de nuestras fronteras. Ya te pues ir a Sebastopol ¡Por cierto!
Ciudá fundá por el elfo Sebastián el “chanclas” hace un porrón d´años, cuando
huyendo de su cuñá la hurona que no era capona, pero los daba bien gordos,
llego al lugar y s´ajunto con la duenda Topolina. Una duenda terrateniente y tiniente,
más sorda cun zapato metió en una olla y allí se dedico con un carromato a
vender arrope, calabazate y miel de romero.
¡Pos eso! que ya te
pues ir a dar una vuelta a la fin del mundo que siempre oirás a tu espalda
-¡Uuuchaaa! Si este es
del pueblo.
A lo que te das la
vuelta y si enconoces al susodicho respondes.
-¡Acho, Juanico! ¿Tu
tamién por aquí? po si que tas ido lejotas del pueblo. ¡A ver si no vas a saber
volver atontolao!
Si te das la vuelta y
no es Juanico, ni Pepico, ni enconoces al jodio duende que ta saludao, es ande
hace acto de prisencia la licinciaria “Typical jumillanish” Pá eso mi duenda
mare es el jugle personificao.
-¡Acho nene que tontaco
etas! Este es el primo hermano del “Conicabra” ¡Acho si! El que dejo a la mujer
por su vecina la pecosa, la que tenia mas lunares cun traje flamenca, la que al
hijo lo tie entrabajando en Astraulia en la venta al por mayor de conejos ¡Por
cierto, atiende! los mejores conejicos los Astraulianos ¿O eran los canguros
conejeros? ¡No se!...
En estos casos te puen
dar las uvas matutinas en reconocerlo, pero maldices la horica en la que ta
saludao por la tabarra que t´esta dando la parienta, duenda suegra o mama.
Otras veces el que te
saluda como si fuera tu propio pare, echándote el brazo por el hombro y dándote
unos abrazos que te cruje hasta el espíritu, es aquel que´n el pueblo solo te
levanta una ceja cuando pasas por su lao y a veces ni eso.
Lo de pidir el vínico
jumillano o buscarlo en las lejas del chiringuito, bar, cantina, ristorante o
cuchitril de turno, es otra de las cosicas c´acemos los güenos duendes
jumillanos. Y siempre, siempre, nos preciamos de la cultura
de nuestras palabricas y soltar chillando ¡Asín por las güenas! mirando al
horizonte perdio, en una playa abarrota de duendes un ¡Eh tu, tonto la nona! Pos
que nos hace muncha gracia. Mi duenda ice que lo de la nona no lo enconoce
naide, pero lo de tonto si y que la merla que me puen soltar se pue cuchar en
Santana la vieja un día de Romería.
Pos este año cogí un recotín
de tres pares de narices. En la playa, cuando hacía más calor que follando
ebajo un plástico negro en el sestero la tarde va y me ice mi duenda que quería
hacer toles.
-¿Tole? ¡Tole, tole,
que te pillo Manolillo! – Lo bastante que te saques una teta pá c´aparezca algún
tontolaba del pueblo.
Y la puñetera con su
tole, tole.
-¡Acho nene ejame! Si es
pá un ratico ná más, que me se pongan morenicas.
Dos minutejos duro con
el peretero al aire, se quedo torra, l´eche una toballa del Bob esponja por
encima y escujao me fui a tomarme una cervecica fresquica al chiringuito.
Allí, un guiri de dos
metros mas colorao que la bombilla dun puticlus me dio comensacion y me conto
en un indioma, guachi, guachi, pero que entendí mu requetebién, que ya le hubían
esfalijao en menos d´una semana cinco veces. A to esto y en el tercer sorbitón,
diviso alrededor de mi duenda, dando mas güeltas cun manco remando y con la
mala follica de levantarle la toballa, a un negro con mas morro c´una vaca
haciendo la vespa y no me
s´ocurrió otra cosa que invitar al rojancano a un par
de tanques de cerveza y contarle mis inventas sospechas de c´aquel morrudo era
el caco. En medio menuto d´un tirón se las bebió y se fue derechico pal moreno
con la intención d´ejarlo más blanco que un llus enharinao. El fulano al ver lo
que se le venía encima pego un blinco y salió pegándose patas en el culo con el
Bob esponja de sombrero, ejando a mi duenda de nuevo con los pezoncicos al
viento.
Nos fuimos pal
güiscano/apartamento y lo primerico que hizo mi duenda fue mirarse las ercolini
y exclamo con gran disilusion.
-¡Que rápido se va el
moreno!
A lo que yo por lo
bajini y descojonándome de la pasá dije.
-No lo sabes tú bien
nenica ¡Más rápido que el quiqui un conejo! ¿O era un canguro Astrauliano? ¡No
se!
EL
DUENDE