martes, 22 de septiembre de 2015

TYPICAL JUMILLANISH




Ustes me darán la razón cuando les cuente lo que a to buen duende jumillano que se precie le pasa cuando sale fuera de nuestras fronteras. Ya te pues ir a Sebastopol ¡Por cierto! Ciudá fundá por el elfo Sebastián el “chanclas” hace un porrón d´años, cuando huyendo de su cuñá la hurona que no era capona, pero los daba bien gordos, llego al lugar y s´ajunto con la duenda Topolina. Una duenda terrateniente y tiniente, más sorda cun zapato metió en una olla y allí se dedico con un carromato a vender arrope, calabazate y miel de romero. 



¡Pos eso! que ya te pues ir a dar una vuelta a la fin del mundo que siempre oirás a tu espalda

-¡Uuuchaaa! Si este es del pueblo.

A lo que te das la vuelta y si enconoces al susodicho respondes.

-¡Acho, Juanico! ¿Tu tamién por aquí? po si que tas ido lejotas del pueblo. ¡A ver si no vas a saber volver atontolao!

Si te das la vuelta y no es Juanico, ni Pepico, ni enconoces al jodio duende que ta saludao, es ande hace acto de prisencia la licinciaria “Typical jumillanish” Pá eso mi duenda mare es el jugle personificao.

-¡Acho nene que tontaco etas! Este es el primo hermano del “Conicabra” ¡Acho si! El que dejo a la mujer por su vecina la pecosa, la que tenia mas lunares cun traje flamenca, la que al hijo lo tie entrabajando en Astraulia en la venta al por mayor de conejos ¡Por cierto, atiende! los mejores conejicos los Astraulianos ¿O eran los canguros conejeros? ¡No se!...

En estos casos te puen dar las uvas matutinas en reconocerlo, pero maldices la horica en la que ta saludao por la tabarra que t´esta dando la parienta, duenda suegra o mama.



Otras veces el que te saluda como si fuera tu propio pare, echándote el brazo por el hombro y dándote unos abrazos que te cruje hasta el espíritu, es aquel que´n el pueblo solo te levanta una ceja cuando pasas por su lao y a veces ni eso.

Lo de pidir el vínico jumillano o buscarlo en las lejas del chiringuito, bar, cantina, ristorante o cuchitril de turno, es otra de las cosicas c´acemos los güenos duendes jumillanos.  Y  siempre, siempre, nos preciamos de la cultura de nuestras palabricas y soltar chillando ¡Asín por las güenas! mirando al horizonte perdio, en una playa abarrota de duendes un ¡Eh tu, tonto la nona! Pos que nos hace muncha gracia. Mi duenda ice que lo de la nona no lo enconoce naide, pero lo de tonto si y que la merla que me puen soltar se pue cuchar en Santana la vieja un día de Romería.



Pos este año cogí un recotín de tres pares de narices. En la playa, cuando hacía más calor que follando ebajo un plástico negro en el sestero la tarde va y me ice mi duenda que quería hacer toles.

-¿Tole? ¡Tole, tole, que te pillo Manolillo! – Lo bastante que te saques una teta pá c´aparezca algún tontolaba del pueblo.

Y la puñetera con su tole, tole.

-¡Acho nene ejame! Si es pá un ratico ná más, que me se pongan morenicas.

Dos minutejos duro con el peretero al aire, se quedo torra, l´eche una toballa del Bob esponja por encima y escujao me fui a tomarme una cervecica fresquica al chiringuito.



Allí, un guiri de dos metros mas colorao que la bombilla dun puticlus me dio comensacion y me conto en un indioma, guachi, guachi, pero que entendí mu requetebién, que ya le hubían esfalijao en menos d´una semana cinco veces. A to esto y en el tercer sorbitón, diviso alrededor de mi duenda, dando mas güeltas cun manco remando y con la mala follica de levantarle la toballa, a un negro con mas morro c´una vaca haciendo la vespa y no me 
s´ocurrió otra cosa que invitar al rojancano a un par de tanques de cerveza y contarle mis inventas sospechas de c´aquel morrudo era el caco. En medio menuto d´un tirón se las bebió y se fue derechico pal moreno con la intención d´ejarlo más blanco que un llus enharinao. El fulano al ver lo que se le venía encima pego un blinco y salió pegándose patas en el culo con el Bob esponja de sombrero, ejando a mi duenda de nuevo con los pezoncicos al viento.



Nos fuimos pal güiscano/apartamento y lo primerico que hizo mi duenda fue mirarse las ercolini y exclamo con gran disilusion.

-¡Que rápido se va el moreno!

A lo que yo por lo bajini y descojonándome de la pasá dije.

-No lo sabes tú bien nenica ¡Más rápido que el quiqui un conejo! ¿O era un canguro Astrauliano? ¡No se!



EL DUENDE