jueves, 19 de diciembre de 2013

UNA DE VILLANCICOS



Preparen sus panderetas, la botellica de anís pá rascarla, la guitarra y las chiranchas. Abróchense los cintos que vamos a hacer un interesante viaje hacia los más populares villancicos de tos los tiempos. Si analizamos bien esas letras que nos han acompañao a lo largo de nuestras vidas descubriremos mensajes de tó, menos emotivos. Si no me creen miren, miren…comencemos:
“Campana sobre campana y sobre campana una” comedura y dolor de melondra, échale huevos a ver si adivinas el poblema “asómate a la ventana y veras al niño en la cuna”!Abonico que poca estabilidad veo yo ahí como pá que s´asome alguien, eh!

Cucha y si no este. “Hacia Belén va una burra rin rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me hice un remiendo yo me lo quite, cargada de chocolate”. Hay esta el entringulis de la costión, ¡el chocolate!, ¡tócate la nona! Pues no icen que el chocolate lo trajo a las Europas el Colon en uno de sus viajes,  no el del ditergente, que os veo venir,  si no el marino, que tampoco es el Popeye. Lo del remiendo y lo del rin rin amos a ejarlo pos son efectos secundarios de lo que s´estaba fumado el que invento el villancico, que bien pudiera ser el chocolate del que tanto habla.


Borrachos siempre habio  y más de un chatico vino se tuvo que meter entre pecho y espalda el que escribió  los peces en el rio, esos “que beben y beben y vuelven a beber”, pobreticos los alimalicos, si no acabaron con un coma etílico o una cirrosis poco les falto, igual que el del “arre burro arre, anda más deprisa que llegamos tarde”, ¡copón santo! yo del burrico m´acia el sueco y quien tenga prisa que meta gente.


Y ¿la virgen peinándose con peines de plata fina? Con esto y con el oro del Baltasar, ahí, ahí, es donde empezó el imperio de los curas a tomar forma. Porque la carpintería les daba ná mas que pá comer y a veces ni eso, pero la gente que es mu guasona le cantaban al José, “A tu puerta hemos llegado cuatrocientos en cuadrilla si quieres que nos sentemos saca cuatrocientas sillas”, ande vas chacho ¿al ikea? si eso era un cuchitril, menos mal cun tamborilero le trajo un tambor, ¿Pá qué? Pues pal cuatrocientos uno que se fue a Sevilla y se quedo sin silla.


Hay un villancico que seguro lo hizo un jumillanico, pos es alto el grado de licinciaria que se aprecia en sus letras. “¿Dime niño de que quien eres?” Y bienaventuraos los roñosos que también fueron de visita a Belén. “Ya viene la vieja con el aguinaldo le parece mucho le viene quitando”.
Este, este si le gusta al chache. “Zumba zúmbale al pandero, al pandero y al rabel, toca, toca la zambomba dale al almirez”. Ahí, ahí con ganas, dale, dale !tócale el culo que es sorda!


 Hace algunos añicos que en la fuente la jarra ician c´abían echao una batería y a mí me da que a este rio también fueron a dar por saco.” No pidas agua mi vida, no pidas agua mi bien, ole, ole, Holanda ya se ve. Que los ríos vienen turbios y no se pueden beber, ole, ole, Holanda ya se ve”. ¡Ssshhh ojico y no bebáis agua holandesa que a saber c´an podio echar ahí! 


“La Nochegüena se viene, la Nochegüena  se va y nosotros nos iremos y no volveremos mas”, ¡tócate los cojones!, fomentando el espíritu navideño. Pero…”canta ríe y bebe, que hoy es Nochegüena y en estos momentos no hay que tener pena”, ¡manque se te vaya pal otro barrio la duenda suegra! 

EL DUENDE





miércoles, 4 de diciembre de 2013

PÁ SAN ANDRÉS MATA TU RES




El duende Andresico, hijo de un primo segundo de mi pare duende que se caso con la elfa Andresa, hija de la elfa Andresica, pariente también de mi pare duende que no se llama Andrés pero poco le falto, celebra tos los años el santo de su familia con la matanza de un cochino y no les hablo del Agustinico el tromparcuza, si no de un cerdo al que durante el año ceban bien pá que ese día y los siguientes nos alimente la tripa con sus generosas carnes.


Hacia un frio de cojones, el aguardiente corría como la pólvora y abrigaos hasta las orejas agarramos al puerco y lo sacamos de la cochiquera, con tan mala suerte que, con las manos tan helas que llevábamos se nos escapo el condenao a lo que mi duenda suegra, ya experta en rodeos americanos dende aquel san Fermín en que se monto a lomos del torico, pos hizo lo mesmo con el marrano y pegando blincos nos lo trajo a camino pudiéndolo echar asín a la mesa pá meterle el cuchillo por el cuello y hacerle la sangría. El alimalico comenzó a chillar, los duenecillos mas guachos a berrear, nusotros a hacerle la permanente y cuando estaba listo papeles el matarife del duende Andrés pare comenzó a descuartizarlo.



La caretica y el morro a la brasa, el mortiriuelo sopa y atrás, los tropezones y venga vino y mas vino, ni los bailoteos, ni las hojas de col me bajaban el tonteo que llevaba encima y sin querer queriendo pos que le agarre el culo a la chacha Manuela, una duenda parienta del Andresico bien entra en carnes que se quedo viuda hace tantismo tiempo que no s´acordaba de lo que era un buen meneo en el culo. Me guiño un ojo y me hizo señas pá que la siguiera, a lo que yo, que no me pierdo ni una pos la seguí. Nos metimos dentro la cueva y allí me s´arremango la falda p´arriba y me dijo que l´ayudara a quitarle la faja. Chacho ni mi duenda suegra llevaba ya esas bragancanas de cuello vuelto, ¡que penitencia la virgen!, aquello no salía ni a la de tres, la chacha Manuela a cada rato se ponía mas morá, yo colorao, ella negra, empecé a sudar como un pollico y cuando por fin la faja cedió y se la baje a los tobillos se pego un peancano que retumbo toica la cueva, la lámpara de wuasosqui acabo en el suelo hecha trizas, las sabanas con la ventisca volaron, las puertas y ventanas se abrieron, los gatos maullaron, los perros aullaron y se marchitaron tres alábegas y un geranio. Una bomba nucliar no hubía armao tanto follón como el follonazo de la chacha Manuela.

-Hijico ¿habrá sio la col?


¡La mare duenda que me pario!, yo no sé si fue la col pero a mí me tuvieron que poner tres mascaras de oxigeno y ni con esas levantaba caeza. ¡Pero pijo!, ¡ni en mi vida ni en mi alma!, aquello no lo hubía vivió yo enjamas de los jamases.
Mi duenda a la noche estando yo convaleciente, m´aparece en medio la recamara con el picardías morao de cuando leyó al tonto la nona del Grey y remangándoselo p´arriba me dejo ver unas bragas como las de la chacha Manuela y me dijo.

-¿M´ayudas a quitármelas?


Y yo, pobretico de mi,  con el soponcio metió entoavia en el cuerpo, ¿qué quieren que les diga?, pos que me dio por llorar. A mí la pasa por guarro me vino mu requetebién pá escarmentar, icen que a cada cerdo le llega su san Martin y el día de san Andrés hubieron dos cerdicos que cayeron en el acto, el cochinico y el que les habla.

EL DUENDE.






jueves, 11 de julio de 2013

TIRARSE A LA BARTOLA



Quien con zagales sacuesta, cagao se levanta y asin llevo yo dende que al ejraciao de mi  duende suegro le dio por ejar a su cagarrin a la puerta de mi setica. Los trapos, las papillas de harina requema, mocarreras, pelfas, escupinajos, pucheros… ¡acho esto es un sinvivir!, repijo y que no me pueo mover de mi güiscano, que ahora con la calor a mi duenda le da miedo no sea ca la criatura le dé un ambustion y se nos ponga malico el bicho, ¡ya lo que nos faltaba!  Deseandico estoy de agarrar las vacaciones, quel ojete destar asentao en el poyo me saquedao como el rapín de la Bartola, colorao y desenchao.



¡Cá!, la Bartola, mia questaba buenorra la duenda. Era de mi quinta y no me digas como era el color de sus ojos pero tenía las tetas como dos albardas. Tós los zangamingos en la eda del pavo íbamos etras della pá ver quien tenía la suerte de agarrar mondongo.  Pós se fue a fijar en “el alcacil” un monicaco con cara de amargao, tasaico y dejalichao como el solico y quedaron al caer de la acequia pasas las doce de la madrugá. Pós yo que mentere del plan me las remilgue pá cá la noche no sencontraran y le puse dos petardazos etras de la mercedora a su yaya duenda, questaba tomando tan ricamente el fresco a la puerta de su setica. A la pobretica  siunpoco mas y le da un jamacuco y aquel se tuvo que quedar al cuidao de la yaya, a falta de los pares questaban en el campo cogiendo malacotones.



A las doce menos veinte me tenías camino de la acequia hecho un pincel, con muda limpia, repeinao con limón y con el azogue metió en el cuerpo. Yo miedoso nunca he sio pero campaneando menos cuarto se oyó un chillio que mescagarrice vivo, eche a correr monte abajo y me tropecé, pegándome un batacazo de tres pares de cojones y sollejandome toas las rodillas. Rulando, rulando, me tope con “el perzuño” un amigo elfo de toa la vida, llevaba los calzones bajaos y cagandose en tós los santos me conto que la Bartola había quedao con él a las doce menos cuarto y a menos veinte, más salió quel rabo un cazo como el chache, llego a la acequia y  se lancontró con otro arriscanando. Lo tenía tó calculao la pendón desorejao, cada cuartico de hora tenía que tirarse a un bausán, pero le salió mal la jugada y la pillaron con las manos en la masa o, en otras partes del cuerpo duendil o, elfil.



Y yo que pensaba que tirarse a la Bartola era difícil, cuando la zopenco tenía ya el rastrojo andao y bien requeté andao.

Eso fue mu sonao, la Bartola a la fin se quedo preña de pare desconoció, icen cun buen día cogió su pañuelico de tienda y se fue a la Francia, naide mas ha vuelto a saber della, pero yo cada vez que llegan las vacaciones y alguien dice aquello de “tirarse a la Bartola”, macuerdo de la zagala, del batacazo y del mondongo que nunca cate y… ¡a Dios gracias, señores, a Dios gracias!




EL DUENDE





miércoles, 19 de junio de 2013

EL MORENICO



¡Te conocí horma y te has vuelto ribazo! Nene que ties sangre horchata.
Enjamas de los jamases pensé que mi yaya duenda iba a tener más razón que un santo. Si ahora me viera me diría que tengo menos luces que un eslabón de madera pero, coñio si es que uno quiere ser más listo que un reloj y acaba siendo más tonto que Abundio.
El otro día minmo, recién levantao de la siesta, con mi agualimón fresquico y viendo una penicula de indios, más a gusto que el señor, me tocan a la puerta, corrí el visillo, masomo abonico y no veo a nadie. Le pego un chupetón al agualimón cuando oigo el llanto lastimero de un roro.

-Pos leche a estas horas dando el follón. ¿Quién será el desocupao?

Abrí el portón y mencontré una banasta con un ñaco dentro morenico y un papelico que decía:

Chache te quiero muncho, cuídame.

¡Adius! el agualimón desparramao. La mare cubana duenda que pario al angelico y al calzonazos del pare duende suegro mío que lo engendro, me cagüen en los dos juntos cien mil veces.

El pobretico no se tie culpa de los pares duendes que lan tocao y me soltó una pelfa el cabronazo pá darme las güenas tardes que tuve que ventilar hasta la cámara.

-¡Que peste Mateo! -Me dice el mariconazo.

-!Coñio si habla el gremlin!  ¿Y esto que come?

Me lo eche a lo saco de patatas al hombro y me quede rengao, hay que ver lo que pesaba el condenao, con un pestazo a corronpio que echaba pá tras. Menudo pastel llevaba y como no tenia gasas pá cambiarlo eche mano del tapete del sofá que hizo mi duenda suegra el año pasao en un curso de ganchillo y aguja loca. ¡Qué bonico iba!, si paecía un chambi  de chocolate y vainilla.


Apurao como estaba no sabía que darle de comer, ¿porque esto comerá? digo yo. Y saque el cocido que hubía sobrao de la comia, que no pase yo ná pá comérmelo, unos chorretones de sudor que me bajaban por la frente, más que al soleton dándole a la paleta en mis años mozos. Pues al morenico como si le diera un calipon, comió a dos carrillos y bola en medio, se lio tres platos y una macedonia de postre. Este no hubía comió de caliente ni cuando se cayó de boca al brasero. ¡Que jodio!, me dio un besaco que me deshizo. Pós ahora nos amos pál jardín a montarte en los culumpios.


Paso el Ambrosio, ques mas licinciao que el gato una posa y me suelta.

-Odo ¿y el zagal ese? Hay que ver lo que te se paece.

-Si, en el forro los huevos, bausán.

Llegamos y estaba aquello que no cabía una naranja, ni el cinema con una penicula de tetas y culos, tó lleno de mares duendas que no metían lengua en el paladar y críos pá aburrir y eso que icen que va a llegar la fin del mundo. Le pegue un torniscón a uno y lo baje del escurridor cagando leches, pá que mi morenico se tirara por el. Pues con la hostia que se metió paso por Barcelona silbando, que poca estabilidad tie la creatura copón santo si lo llego a saber le doy tres platos más de cocido. Empezó a berrear con ese bocón que le cabían tres puños dentro y me pidió que lo arbunzara en los culumpios. Pós tres cuartos más de lo mismo, de la vileta que se pego pá tras le hicieron palmas las orejas, esto tie mas peligro que la duenda suegra con el miquini de botones, y me lo lleve a echar la machi. Pues el angelico gozo más que un marrano en un lejío con el domino  que le dejo el  tío duende Manolo.

Al volver le di un par de peretas San Juaneras del peretero del Pascualón y haciendo ciringonzas llegamos al güiscano.
Mi duenda suegra se hubia llevao tó el sol de la piscina, paecia una rumana asorrata, solo le faltaba decir ¡pu favo, dame un leuro! 

Cuando nos vio entrar no sé ni cómo y lo más importante, ni por donde pero, empezó a echar humo, una zorrera que me formo la asquerosa que me quede pasmao, yo creo que estoy perdiendo perras con esta tía, si la tendría que vender al circo.
 No hay mejor señal de lluvia que cuando cae, aunque viendo lo visto si monto un circo me crecen los enanos y pá enanos, ya tengo a mi cagarrin el morenico.


EL DUENDE.






jueves, 21 de marzo de 2013

LOS HOMBRES DE PACO




Que dijusto más tonto se llevo el beato de mi primo duende cuando el  papa dimitió. ¡Con las chapuzas que él hizo cuando era monaguillo! Me contaba que un día al Pacorro, que era el cura del pueblo, al que el dicho de “el primer vaso de vino abre al segundo el camino” se le quedaba corto, se lacabo el vino de misa y lo mando a él y a un amigo a robar vino de la bodega y allá que fueron el par de mendrugos a ver lo que pudían hacer. El Pacorro en mitá de la misa y pá que nadie se diera cuenta de lo que pasaba soltó en un latín lover cantao e  inventao.
-Vusotros que fuisteis y vinisteis que meee trujiiisteisss. – A lo que ellos contestaron.
-Naaatunnn – Nos quitaron los caballaaancanosss y nos hincharon aaa paalancaanoss. – Y con un cabreo del tres al cuarto el Pacorro grito.
-Hooostiasss si voyyy.


Hacía ya un mes que no tenia concurrencia en la parroquia y al cura se le ocurrió llamar la atención de los parroquianos haciendo milagros y le dijo a mi primo duende que se subiera al pulpito e hiciera una hoguera y  que a su señal dejara caer chistas hacia los parroquianos. Mi primo duende como buen beato y monaguillo, arreo parriba con una cepa y un chisque e hizo una hoguerica,  pero el cura al ver tanta gente en la iglesia se envalentono y dio un sermón de dos horas. El tonto la nona se quedo torrao y se lapago el fuego y cuando el Pacorro grito.
-Y caerán chistas del cielo. – Mi primo duende se disperto dun sobresalto y soltó.
-Van a caer puntas de capullo ahora que sapagao la cepa.




Es de cajón, a mi primo duende el Pacorro lo echo a patas en el culo de la iglesia  y no lo excomulgo de milagro. Pero aun asin mi primo que es y ha sio mu beato, de golpes en el pecho y de misa diaria, se le cruzaron los cables y se fue a las Romas y allí lo nombraron guardia vaticana, de esos que paecen el payaso del micolor, pos esos.


Me llama el otro día tan contento y me dice que la fumata era blanca.
-Salmerón déjate los porros, no ves que esos no se andan con tontascas. – Le dije.
-No primo, que habemus papam. – Francisco I, el primer latinoamericano.


A mí que quieren que les diga, lo primero que me se vino a la mente fue la canción del pam pam americano y lo segundo es, que hiciera lo que hiciera mi primo duende el monaguillo siempre seria uno de los hombres de Paco, en este caso de Paquico palico, el papa con cara de penicula de Pajares y Esteso.


EL DUENDE




martes, 5 de marzo de 2013

EL TONTO LA NONA DEL GREY




Llevaba unos días con la mosca detrás de la oreja, aquí mi duenda se hubía comprao un salto de cama y un sostén colorao del que se le salían las mamellas, se fue ca la peluquera a apañarse el pelo sin ser fiesta y se pasaba muncho rato metía en el bater sin tener cagueta. Y a mí la cagueta me daba con solo pensar en que hubía un zambullo rondándola.
 Antiyer me viene con el sacudiol en la mano y poniéndose en pompa con to el culancano al aire me dice que le zurriera la pavana.



-Acho si voy con lo que te doy. – Ay María Manuela de mis amores que malico mestoi poniendo.

Pos mencane y le eche un casquete que le temblaron los baleos, saltaron las alarmas de los caracolicos y se dispertó medio vecindario. Pos va y me suelta la sonsa que a ella le apañaría más que yo  fuese más guarro en la cama.
Ni corto ni perezoso ayel no me pegue el chapotón diario, me deje los cuatro pelos en guerrilla que se podían freír almóndigas en ellos, las manos y los zancarrones  más negros que Obama, no meche flis en los sobacos y  otras partes de mi cuerpo serrano con mas cascarria que el sobaco un chono.
Con mas mierda que el palo un gallinero llego la noche y allí enmedio de la habitación me quite los carzoncillos como el papel de madalena, me pegue un regüeldo choricero y al meterme en el catre me tire un peaco de esos  que si se enteran los de cuarto milenio me se presentan pá  envestigarlo, moví las sabanas pá que le llegara la tufaera y la mu pendón desorejao me suelta.

-¡Mia que eres cerdaco nene! –Que eso no es lo que yo quiero bausán, que quiero que me ates al catre.



¡Copón santo pues podía haber empezao por ahí! Me quite en cincho y le ate los garrones y las gobanillas juntas a la pata del catre y allí tira en el suelo, retorcía, con el zamacuco al aire, me dio una lastimica, pero entonces me suelta que de un envión le calzara la gutifarra, a mi que quieren que les diga, aquello no me se levantaba ni con el viagra ese, enjamas de los jamases me hubia pasao una cosa asin,  me se movía menos que el picaporte de cá Majencio, a mí, que eso siempre lo he tenio mas duro que el cocote Cristo, pos ná ¡que si quieres arroz Catalina! y a mi duenda le dio la risa floja, ¡tócate el fornel maja!, escojoná como estaba la desate y me acosté con una pesaombre que me tuvo reinando toa la noche.



Pues hoy va y me viene con la tontasca de que ¿por qué no tenía yo un salicorcornio en vez de un caracolico? Y que ¿por qué no la hubia montao nunca en libélula? Que nunca me acordaba de su cumplaños, de que no la hubia llevao nunca al parís de la Francia, que si no le daba ostras… Mare mía del amor hermoso ma puesto la caeza como un bombo, con la nochecica que yo he pasao.
 Pos el ratico que se ha ido enzurroná, que tanta paz se ha llevao como se ha dejao, me puesto a rebuscar en los almarios y mencontrao un libro que se llama no se que de Grey. Pos no me san salió los ojos porque tenía los parpagos entornaos, pero lo que he leído no era pá menos. ¡Que marraneria!, ¡que pingocheo! Y el tonto la nona del Grey ese un fastanma, pero más que mi cuñao, que ya es icir. Vaya un tarugo secucio, salmerón, pollopera, con la cuca siempre al aire dándole mandanga a la zangaminga ¡y con un látigo, no se lo pierdan! Este tío es un tonto a las tres por muncho que madrugue. Menudo tabanazo le daba yo en la melondra, a lo mejor hasta le gustaba al indio.
Ahora me cuadran munchas cosicas, a mi duenda le han comio la caeza y quería que yo le comiera otra cosa.



Pos aquí me tienen preparao con la careta de oso del ifraz de carnaval de mi duenda suegra, unos pantalones esjarraos que mencontrao en la cámara, el sacudiol en una mano y en la otra un alpicoz pensando a vel qué uso le doy. Lo de las bolas chinas no lo entendió mu bien y he comprao un juego de petanca en el to a cien.
 Ya les contare si hoy me se levanta “el ánimo”, o acabare en la casa de socorro de un alpargatazo.



EL DUENDE 





martes, 15 de enero de 2013

EL MISINO ESCALDAO DEL AGUA FRIA SE ESCAPA




¡Válgame la nona Antón! a mi ma mirao un tuerto con tres ojos, lo que yo les diga, voy más de culo que San Patras. La penúltima pasá estas pascuas, si hubiá sabio yo esto como es capaz, ma hubiera ido al Caribe, a la fuente el pino o a tomar por saco, pero tengan por seguro que no ma hubieran encontrao en mi güiscano.

Llego el último día del año, aporreó la puerta de mi setica y me se cayeron los palos del sombrajo, los aldones y las ansias. Allí estaba otra vez mi duende suegro con el porcelico en brazos, los dos haciendo pucheros y más secos cun torcazo.
¡Coñio! paece que al pequeñuso lo traía enseñao, ná mas verme me se tiro a los brazos con ese mirar lastimoso y con media lengua zapato me llamo chache.
 Cogí a mi cuñaico y me se cayó la baba, tan requetebonico, con ese pelico rizao, trompudico, más negro cun cerote, como la maere duenda cubana que lo pario y las orejas desabrochas, mia tu que tuve quesquivar en más de una ocasión pá que no me diera un guantazo con los soplillos, pero eso de que me llamara chache me llego al alma.


Pos resulta que la duenda cubana dimpues de limpiarle la cartilla, los arcones, los baúles y de agenciarse su gambusino se fugo con un elfo empresario fabricante de panderetas, endalias y fajas y a mi duende suegro lo dejo tiritando, con una mano delante y otra detrás y con el mochuelico a cuestas, sin una mala muda que ponerse. ¡Odo! mia tu que no tuvo otra el buen hombre duende que venir a mi setica a pedir auxilio. ¡Ah periñan! eso es lo que pedí yo cuando me vi entrar por la puerta a mi duenda y a mi duenda suegra cargas de bolsas del Duendedona.
Cuando el espantajo vio el panorama lanzo por los aires el tambor del sacopón, que voló sobre mi caeza y haciendo una perfecta curva que ya hubiera querio el Maradona en sus tiempos mozos, metió un gol por toa la escuadra en los cataplines de mi duende suegro !pobretico mío!, aquello se le puso tan gordaco que paecía que tenía tres huevos de avestrú entre las patas.


La cena fue un sin vivir, mi duende suegro con el yelo en el pingajo, mi duenda suegra haciendo malabarismos con los cuchillos y mi duenda y un servidor dándole jamón del güeno al zagaliquio puñetero que paecía que no lo hubia probao en su vida, menudo saque tenía el condenao y menudas ñordas nos regalaba de vez en cuando. Hijo de mi vida, comerás gloria pero no veas las pelfas que sueltas.

A eso de las doce, cuando la ultima campaná estaba sonado y las uvas ya se nos apelotonaban en la boca mi duenda suegra se matraganto

– San Blas, San Blas.

 Pero San Blas estaba en la puerta el sol tirando cobetes y mi duenda suegra morá tirando a pitufo entre la tos y los escupitajos falfullo pá sorpresa de tós los presentes.

-Tef perdofno.

 Chacho en ese momento se mapareció la virgen y venia acompañá de San Blas, San Apapucio y un coro de ángeles cantores. Vi las puertas del cielo debarenbar, por fin me iba a deshacer de mi duenda suegra. ¡Chanchas marranchas! o las espichaba o se la llevaba mi duende suegro.
 El vuelo de la uva saliendo del bocardacho fue más espectacular que el del vuelo del tambor del detergente. Reboto en la mesa, dimpues en la pared, pego una vileta en el aire, tiro dos jarrones del chino, apago la tele, encendió la luz y me dio en un ojo, dejándome tuerto, pero feliz.


 Icen que la felicidad en el güiscano del pobre poco dura y que cuando Dios no quiere los santos no pueden. Verdad que es. Mi duende suegro al ecuchar la bendición cogió al babosín y salió de raspa, sin calzones y pegándose patas en el culo.

Digo yo que dimpues de la callunca a correr algún día tendrá que parar. Solo les pido que si alguno de esos benditos días ven por esos mundos de Dios a un duende pelo cano, chaparrico, mas chupao que la pipa un indio y con un duende negrico en los brazos, me lo traigan a mí setica amarrao, que lo voy a cortar a rebanas con el cuchillo del jamón, ese que tanto le gustaba a mi cuñaico duende el cubano.

 EL DUENDE.