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viernes, 5 de julio de 2019
martes, 3 de julio de 2018
jueves, 30 de junio de 2016
LAS FIESTAS DE SAN FERMIN, EL REGIMEN DEL ALCACIL Y EL CUERNO DE LA DUENDA SUEGRA
¡En mi güiscano últimamente no
comemos pero nos reímos más!
A la trajinanta de mi duenda
suegra, que no hay día que pase sin que la zambulla saque cosica nueva pa
incordiar, le dio por icir que estaba monflona. Dende entonces y por el bien de
la mama duenda, mi parienta decidió que no entraba ni una miajica más de pernil
a mi setica.
¡Ca! Las gachamigas, los estofaos, las gazpachás y los potajes con
almondigas, se convirtieron en alcaciles ¡Menua tringola a chupar hojas de
alcacil que nos pegamos! A los tres días, con angusticia, mas pacencia que el Santo
Jo y mas chupao que la pipa un indio, me encontró mi duenda en la lacena
rosigando un zoronco pan que llevaba un ratoncico en boca. Por lastimica esa
noche cene espárragos ¡que to sea dicho! me supieron a gloria.
A las dos semanas, vísperas de
San Fermín y retusaico, me ponía de canto y no me encontraba ni el Lobatón. Me
había quedao en las encías y temblando más que el labio un conejo, me subí al
peso. Siete kilos menos y la zaratán de mi duenda suegra cuatro kilos más ¡Munchos
alcaciles comemos! Sentencio esa noche mi duenda, antes de la supuesta cena que
nunca hicimos.
El día antes de San Fermín, a mi duenda suegra le salió un
cuerno en toa la frentaca y a mí me rujian las tripas, como al león que salía
enantes de las peniculas del Cinema. Al día siguiente nos amaneció con un rabo
en el ojete y yo arrescondio en la cámara escojonao de la risa.
Estas cosicas pa lo licinciaos
que somos por estos lares, no se puen esconder y cuando mi duenda suegra se
dirigía al matasanos pa lo del cuerno y el rabo, la engancharon los enanos del
bombero torero, que estaban montando la plaza pa las fiestas y creyendo que era
una vaquilla, la encerraron en los
chiqueros pa torearla a la tarde.
Al enterarse de la pasa, mi
chache duende Manolico, que esta últimamente enamoriscao perdió de mi duenda
suegra, se nos apareció en el sestero la tarde, vestio con un traje de luces
que se agencio en su última pingochá por los Benidores. La montera, rosa chillón,
estaba entre una especie de tricornio y sombrero cordobés. El traje de torero
era verde fosforito y con peras pequeñicas de colores encendías. La cajica de
las pilas en el paquete a la derecha y el pingajo ladeo a la izquierda y al
darse la vuelta reparamos que llevaba el culancano al aire ¡Acho! Esto se
cuenta y no se cree.
Derrengao de la risa nos fuimos
pa la plaza. Pedimos sombra y nos dieron sol ¡Mientras no nos dieran alcaciles!
Campaneaban las cinco de la tarde, anuncian que la vaquilla lleva por nombre
“Panzabalago” de la ganadería del Duende Jumillano. Con el primer pasodoble se
abrieron los toriles, unos mascujeaban garbanzos torraos, otros zurlapeaban de
las cantaras, a mi me cantaba la panza el “Ay Macarena, ahh”.
Se hizo el
silencio en el tendio, salió mi duenda suegra bufando, arrascando la arena del
redondel y entre la polsaguera se apareció el rumboso de mi chache Manolo sin
capote. Valiente como el solico y con un ramo de ababoles coloraos hinco
rodilla en tierra y saco una sortija con un pedrolo mas grande, que el supuesto
salicornio de la rotonda del camino de los franceses.
A to esto el cielo se
puso más negro que los cojones de un burro, empezó a caer una peñacina y el
pedrolo con el que quería conquistar mi chache a mi duenda suegra, hizo de
pararrayos partiéndose con una culebrina escarria, en mil pedacicos.
Resultado de
la tarde:
Tres bomberos toreros escalabraos, un musicaor
herido leve con atragantamiento de trompeta, a otro lo encontraron dentro del
bombo y el de los platillos apareció tres días después en los llanos de
Albacete. Mi chache duende Manolo lleva ahora un peinao con caracolicos
chuparanderos a lo afro, que le queda mu bonico. Mi duenda suegra perdió el
rabo, el cuerno, dos dientes, pero gano una muela, la del juicio, que a la vejez tostones, le
dio por aflorar.
Iba yo mas reparaico el otro día
andurreando por el Cerrico el oro, viendo el fincucho que tie el elfo Usebio
por allí, cuando me sale al paso y me pregunta con mu mala follica, por mi
cornua duenda suegra. A lo que yo le conteste.
-¡Ssshhh ojico blincaciecas! De
mi familia déjame hablar pero no me hagas escuchar.
A lo que me ice.
-¿Ara que quies secucio?
¿Heredar? ¡Vete a freír espárragos, tonto la nona!
Dimpues del hambre que había
pasao, fue nombrarme los espárragos y se me fue el molino.
-¡Vas a zampar truños con
alcaciles, so bausán!
Lo agarre del pescuezo, lo lance
por los aires y tuvieron que venir a
rescatarlo, los del bombero torero de lo alto de Los Hermanillos.
Cuando llegue a mi güiscano
desansiao, me había preparao mi duenda un condumio que no se lo saltaba un
galgo y me pegue una forraja de las de zampar a dos carrillos y bola en medio
¡Que Dios tiembla!
Y saben lo que les digo ¡Que ayunen los santos que no tien
tripas! Que más vale olla que bambolla y aquí el que les habla, de lo que rima
¡Modestia aparte! Va sobrao.
EL DUENDE
Colaboración para el libro de fiestas del barrio de San Fermin.
Jumilla. Año 2016
miércoles, 22 de junio de 2016
jueves, 21 de enero de 2016
LAS PASCUAS Y SUS TRES JODIOS FASTANMAS
Ustes ya saben que las dichosas Pascuas
y yo nunca nos hemos llevao del to bien.
¡Tira Pepe, tira Juan, tira Perico y Sebastián! el caso es que por uno o
por otro la casa sin barrer y siempre terminan como el rosario de la Aurora ¡que
la verdad sea dicha! nunca he sabio quien coñio era la tal Aurora, pero tuvo
que montar tal pifostio con un rosario que´ntoavia s´acuerdan d´ella.
Pos la
mañana de Nochegüena venia yo de coger la oliva, que´ntoavia me quedaban cuatro
oliveras del terreno que tengo a medias con el Pascualón, cuando m´encuentro a
mi duenda en plenos preparativos Navideños. ¡ca! Me se pusieron los pelos como
escarpias y cerrao en banda le dije ¡que´ste año ni Pascuas, ni leches en
vinagre! que´l que quisiera fiesta que se la montara en su seta o tocándose la
minma, pero que ni por asomo quería c´acudiera naide a tocarme la zambomba, que
ya me la tocaba yo casi a diario y bien toca. ¡Pos no veas la que lio aquí mi
parienta echa un adufe!
-¡Regüevos el tostonero siempre
rezumzuñando! ¡Pos miavel! si que te sulfuras tu por una miajica de na. Si
fuera como enantes ¡pero amos! que son
cuatro pelagatos los que vienen y tú con tu tole, tole, tos los santos años
¿Entonces que le digo al sobrino del carnicero cuando venga con el pavo, que se
lo ponga de sombrero? ¡Me ties, ay como me ties!
¡Pa que las prisas! Dun blinco me
subí pá la cámara y allí con el sentir de los pajaricos m´encendí una pavica del mediodía. Entre cala
y cala ¡chacho! Se formo una humarea que no veía ni tres en un burro ¡Na, más
vale humo que escarcha! y seguí con el fumete. A lo que´ntre la polsaguera me s´aparecio
un visalmo con lamparones en las taratañas, asín como mi duenda suegra pero sin
rulos y con la minma cara del Pascualón cuando no le sale el truño.
Con una voz de ultatrumba, esto lo sé porque
el Usebio fue una temporá enterraor.
Entoavia no sé porque coñio lo engancharon a él pá esos menesteres, pasaba más
miedo que once viejas y me pidió a mí una tarde noche, subirme a ayudarlo a
enterrar a un defunto mu viejecico c´acababan de traer de La Alqueria. Las
manos l´echaban humo de lo encanao que iba con la pala, a lo que yo, enconociéndolo
como lo enconocía, le solté un berrio que del cagachín me se pego un batacazo
adentro de la fosa que Dios tiembla y dende haya abajota me icía.
-Sácame d´aquí ¡tonto la noonaaa!
Nunca un tonto la nona me hubía
sonao tan tretico como aquel.
¡Pos eso, que no poseio! que´l
jodio del visalmo tenia la minma voz de ultatrumba que´l Usebio metió aquella
tarde junto al Alcarriano. Y va y me ice:
-¡Tú, el de la pava, ehcucha! Hoy
recibirás la visita de tres fastanmas y ellos te guiaran a través del tiempo en
un viaje qu´enjamás olvidaras.
-¡La ohtia! ¡Copón! ¿Tu d´ande
has salió huevón? ¡Que paeces el tío Sain! ¿Tres fastanmas ices? ¿Un viaje? ¡No
abarruntes que te veo venir! ¿Mi duenda suegra, mi cuñao y la tocapelotas de la
ChinLu? Ya te adelanto que mas pá rriba de la Fuente El Pino no voy, que eso ya
es el extranjero, no tengo pasapostre y encima me mareo.
¡Munchas preguntas! M´ice el
visalmo de los cojones y ¡cataplun, chin, plun! En la minma nube de humarea desapareció.
A lo que me descuido el
mariconazo de mi sobrino m´agarra el paquete tabaco y pensé en aquel momento
que me hubía echao algún yerbajo de esos raros que fuma él y mirando la colilla
baje la escalera dando tumbos. Olía a frioleras recién hechas y un niñico Jesús
en su pesebre prisidia la estancia. ¡No, si al final sa salió con la suya! Pensé,
y al mirar pal poyo me veo asentaos en él juegando a un duenecillo y a un yayo asín
mu pareció a mi agüelo duende el del unicornio.
-Adivina, adivinadeta ¿Qué lleva
el fraile en la bragueta?
Le icía el yayo al mengajo, a lo
que´ste se descojonaba vivo.
Aluego volvía con otra adivinalla.
-¿Qué le dice una higuera a su
hijo? – ¡Hiiigo mííío!
Y el zagalico se cogía la panza y
se revolcaba por los suelos de la risa.
-Ven pá ca periñan que amos a juegar
al puño puñete.
Y este corría con jolgorio dando
traspiés a los brazos de su agüelo.
Entonces s´abrió el portón y entro
una yaya duenda con su rodete bien hecho y su mandilico negro a cuadros y remangá,
con los brazos en jarras les dijo.
-¡Pero güeno os parecerá bonico!
Entoavia ehtais asín sin poneros el majo, que esta noche es Nochegüena y mañana
Navidad, saca la bota María que me voy a emborrachar.
Y los tres a coro cantaban.
-¡Ande, ande, ande, la Marimorena,
ande, ande, ande que´s la Nochegüena!
-Venga y atiza bien esa lumbre y échale
rescoldos al brasero, no deis lugar a que se quede ehto destemplao, que ya vienen
por el camino tos con las chirranchas y las panderetas.
De repente to eso que´staba
pasando me fue mu familiar, el picaporte se movió y cuando giraron las caricas,
vi que´llos eran mis yayos y el periñan yo mesmo de duenecillo. ¡ca! ¡Se cuenta
y no cree! Las lagrimicas me bajaban más rápido que una mea cuesta bajo, trague
a lo pavo y un repelús recorrió mi cuerpo serrano. Sin poder parpaguear y como un pasmarote, noto
que m´agarran los bajos del pantalón y cuando miro pá bajo me veo a un elfo
menudico azafranao y con la cara cosía a pecas. Me ice con voz de pito, que´s el
elfo fastanma de las Pascuas pasas y que me´sta enseñando mi pasao.
Sin que me diera tiempo a decirle lo
bordelancano qu´era s´armo una revolica. Las sillas, la mesa, el niñico Jesús y
la mare duenda que pario al que hizo esta penicula, volaron por los aires,
sinun poco me quedo tuerto por un moniato que tamien le dio por volar y agarrao
a una algayata que usaba mi yaya duenda pá colgar la ristra de pimientos, me
dije a mi minmo ¡Tócate los pelendengues a ver si entoavia los ties en su sitio!
Porque del coídio note que me hubían desaparecio.
Cuando paso to´l follón mi setica
se quedo vacía ¡Cucha! to se lo hubía llevao el viento, como a María Sarmiento
y hacia una rasca, que los piños me zurrían como unas castañuelas. De repente
to s´ennegreció y sentí a alguien llorar en la lacena. Le eche reaños y m´asome
con muncho cuidaico y me vi a mi duenda enluta agarra a una perola iciendo.
-¡Que solica te ves estas Pascuas
perolica mía! Ya nunca cocerás más de cien peloticas en tus adentros. Él nunca
quiso celebrar las Pascuas. Nunca quiso, nunca quiso…
Y volvía a llorar a moco tendio.
Con muncha pesambre, hice amago
d´asobinarme a mi duenda querida, pero el caeza espetón del elfo pelopanocha me
se volvió aparecer, esta vez con la cara blancuja del Maiquel Yacson en sus
últimos años y me ice con voz de pitopitufo estreñio, que´s el elfo fastanma de
las Pascuas futuras.
-¡Amos a ver cara zafa! a ti lo que
ta dao es un mal aire. Me ties en un san pacá y san pallá y m´estas alterando
la sangre. Eres mas pesao que Fernandico que mato el marrano a besos y m´estas
jodiendo más c´una china en un zapato. ¡Ejame ya tranquilo con tus tontascas,
que yo creo que ya has hecho bien el fastanma por hoy!
Ya le podías icir misa en latín,
que´l tontolaba solo me miraba con esos ojos agüevaos de pavo antes de pegarle
el capón.
-¡Acho, dispierta abedul!
¡Y él que si quieres arroz Catalina!
Cuando siento las campanas tocar
a ultimas y me vi a mi minmo, como al Alcarriano del Usebio, metió en una fosa.
¡Chacho, por naide pase! Yo que pensaba que iba a durar más que´l culo un
mortero en el quicio una puerta y me veo allí ¡listo papeles! ¡La fin del
mundo, lo que yo te diga! Me quede con menos fuerza que´l follonazo un choto y
me dehmaye.
Cuando recupere el ser de mi
persona m´encontraba en la cámara, la humarea hubía desapareció y los pajaricos
seguían canturreando una canción del Bisbal. En un prencipio pensé que lo hubía
ensoñao to y baje los peldaños que me se hicieron más largos que un día sin
pan.
Mi duenda seguía con los
preparativos navideños y me fui derechico a ella a darle un buen achuchón.
-¡Regüevos nene, no me atosigue!
¿Qué ramalazo ta dao?
-¡Pos mira nena! Qu´estoy viendo
que pá tos los que nos vamos a juntar paecen pocas las frioleras ca traído tu
mare. Apaña la masa que ahora minmo nos ponemos a hacer mas. Y ¡ojico! Saca la
perola grandota que´stas Pascuas yo me como las cien pelotas que s´amasen. Voy a llamar a to quisqui pá que s´acerquen
esta noche por el güiscano y que no se les olviden las chirranchas y las panderetas
¿Sabes por qué? Porque ¡Esta noche es Nochegüena y mañana Navidad, saca la bota
María que me voy a emborrachar…!
No hubía terminao de canturrear
el villancico cuando tocan al portón, abro y m´encuentro al pelopanocha del
elfo con un pavo metió por el sobaco. Le solté un sopapo que ni lo vio venir, a lo que mi duenda salió pitando iciendo.
-¿Acho, tas vuelto majara? Que´s
el Celipe, el sobrino del carnicero que
ha venio estas fiestas dende Ontur pá echarle una manecica en la carnicería.
Y yo con muncha alegría en mi
cuerpo sandunguero y mirando al azafranao a sus ojos agüevaos le dije.
¡Te la debía!
EL DUENDE
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viernes, 30 de octubre de 2015
MAS VALE TIRAR DE CHULETA QUE DE UNA CARRETA
Antes de ayel procedía a dar buena cuenta de mi almuerzo. Unas
magricas con tomatico, siete lonchas de panceta, dos chorizos, tres salchichas
y un par de güevos ¡coñio, lo que de toa la vida s´a llamao muerte marrano! me doy
cuenta que me falta el pan, me levanto a la lacena y cuando vuelvo ya no´staban.
Levanto las faldas de la mesa camilla, me voy pá la cocina, me subo a la
cámara, me bajo, abro el portón y naide por la calle. Me tomo un vasico de leche
y media docena de madalenas.
Ayer tres cuartos de lo mismo. Cuando
me levante pá echar a la lumbre los chorizos me desapareció to de nuevo. Comiendo se lo conté a mi duenda y me ice la mu
jodia qu´estamos en vísperas de tosantos y que las animas ya´stán haciendo de
las suyas. Pos escagarrizao me he pasao la noche en vela y pá un clis que m´echao
ensueño que me perseguía un gorrino con un manojo d´acelgas en los morros.
Esta mañana me colgao una ristra d´ajos, le
cogio el crucifijo a mi duenda suegra del cabezal del catre, una herradura
vieja del unicornio del tío Agustinazo, rezando el Jesusito de mi vida y con
los chorizos, las salchichas y la panceta m´echo una procesión hasta la
hornacha. Sin perder la vista del condumio y cuando me disponía a echarme el primer
bocao me s´parece un visalmo, una aparición espelunnante, algo horroroso que ha
hecho que me se desrizaran hasta los pelos del culo. Ice que se llamaba OMS y
que venía a alvertirme de que comer carne era mu malo ¡si lo cuento no se lo
creen! esto enjamas de los jamases me hubía pasao a mi ¡amos! comer pernil ¿malo?
Malo es no podérselo comer ¡hasta ahí podíamos llegar! He cogió al espectro, he sopao con él el güevo y ha desapareció
chillando.
-¡Nooo gripe aviarrr, gripe aviarrr!
Ni en mis peores pesadillas podía
haber imaginao que me s´iba aparecer un
fastanma de tal mannitú. Si mi bisagüelo levantara la caeza, aparte de darse un
buen coscorrón con la tapa, le iba a cantar las cuarenta a este ser y a tos los
que icen que comer carne es malo. Él que se metía entre pecho y espalda y en
una sentá cuarenta pelotas, el cocido, la sopa y a la noche ropa vieja. Nos
duro miles de años y fue a palmarla el día que se comió un arroz y pava y
hervido pá cenar.
Si hiciéramos caso a to lo que
nos icen no comeríamos de ná y entonces, si tendríamos razones pá morirnos.
EL DUENDE
martes, 22 de septiembre de 2015
TYPICAL JUMILLANISH
Ustes me darán la razón
cuando les cuente lo que a to buen duende jumillano que se precie le pasa
cuando sale fuera de nuestras fronteras. Ya te pues ir a Sebastopol ¡Por cierto!
Ciudá fundá por el elfo Sebastián el “chanclas” hace un porrón d´años, cuando
huyendo de su cuñá la hurona que no era capona, pero los daba bien gordos,
llego al lugar y s´ajunto con la duenda Topolina. Una duenda terrateniente y tiniente,
más sorda cun zapato metió en una olla y allí se dedico con un carromato a
vender arrope, calabazate y miel de romero.
¡Pos eso! que ya te
pues ir a dar una vuelta a la fin del mundo que siempre oirás a tu espalda
-¡Uuuchaaa! Si este es
del pueblo.
A lo que te das la
vuelta y si enconoces al susodicho respondes.
-¡Acho, Juanico! ¿Tu
tamién por aquí? po si que tas ido lejotas del pueblo. ¡A ver si no vas a saber
volver atontolao!
Si te das la vuelta y
no es Juanico, ni Pepico, ni enconoces al jodio duende que ta saludao, es ande
hace acto de prisencia la licinciaria “Typical jumillanish” Pá eso mi duenda
mare es el jugle personificao.
-¡Acho nene que tontaco
etas! Este es el primo hermano del “Conicabra” ¡Acho si! El que dejo a la mujer
por su vecina la pecosa, la que tenia mas lunares cun traje flamenca, la que al
hijo lo tie entrabajando en Astraulia en la venta al por mayor de conejos ¡Por
cierto, atiende! los mejores conejicos los Astraulianos ¿O eran los canguros
conejeros? ¡No se!...
En estos casos te puen
dar las uvas matutinas en reconocerlo, pero maldices la horica en la que ta
saludao por la tabarra que t´esta dando la parienta, duenda suegra o mama.
Otras veces el que te
saluda como si fuera tu propio pare, echándote el brazo por el hombro y dándote
unos abrazos que te cruje hasta el espíritu, es aquel que´n el pueblo solo te
levanta una ceja cuando pasas por su lao y a veces ni eso.
Lo de pidir el vínico
jumillano o buscarlo en las lejas del chiringuito, bar, cantina, ristorante o
cuchitril de turno, es otra de las cosicas c´acemos los güenos duendes
jumillanos. Y siempre, siempre, nos preciamos de la cultura
de nuestras palabricas y soltar chillando ¡Asín por las güenas! mirando al
horizonte perdio, en una playa abarrota de duendes un ¡Eh tu, tonto la nona! Pos
que nos hace muncha gracia. Mi duenda ice que lo de la nona no lo enconoce
naide, pero lo de tonto si y que la merla que me puen soltar se pue cuchar en
Santana la vieja un día de Romería.
Pos este año cogí un recotín
de tres pares de narices. En la playa, cuando hacía más calor que follando
ebajo un plástico negro en el sestero la tarde va y me ice mi duenda que quería
hacer toles.
-¿Tole? ¡Tole, tole,
que te pillo Manolillo! – Lo bastante que te saques una teta pá c´aparezca algún
tontolaba del pueblo.
Y la puñetera con su
tole, tole.
-¡Acho nene ejame! Si es
pá un ratico ná más, que me se pongan morenicas.
Dos minutejos duro con
el peretero al aire, se quedo torra, l´eche una toballa del Bob esponja por
encima y escujao me fui a tomarme una cervecica fresquica al chiringuito.
Allí, un guiri de dos
metros mas colorao que la bombilla dun puticlus me dio comensacion y me conto
en un indioma, guachi, guachi, pero que entendí mu requetebién, que ya le hubían
esfalijao en menos d´una semana cinco veces. A to esto y en el tercer sorbitón,
diviso alrededor de mi duenda, dando mas güeltas cun manco remando y con la
mala follica de levantarle la toballa, a un negro con mas morro c´una vaca
haciendo la vespa y no me
s´ocurrió otra cosa que invitar al rojancano a un par
de tanques de cerveza y contarle mis inventas sospechas de c´aquel morrudo era
el caco. En medio menuto d´un tirón se las bebió y se fue derechico pal moreno
con la intención d´ejarlo más blanco que un llus enharinao. El fulano al ver lo
que se le venía encima pego un blinco y salió pegándose patas en el culo con el
Bob esponja de sombrero, ejando a mi duenda de nuevo con los pezoncicos al
viento.
Nos fuimos pal
güiscano/apartamento y lo primerico que hizo mi duenda fue mirarse las ercolini
y exclamo con gran disilusion.
-¡Que rápido se va el
moreno!
A lo que yo por lo
bajini y descojonándome de la pasá dije.
-No lo sabes tú bien
nenica ¡Más rápido que el quiqui un conejo! ¿O era un canguro Astrauliano? ¡No
se!
EL
DUENDE
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