jueves, 7 de junio de 2012

NO DEJES PÁ MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY




Poscuchusted salmerón que la que me liaron en nochegüena aquí la trupe, entoavia tengo el turrón atrangantao en el galillo. Mi duenda suegra dimpues del entrimuto le dio por llorar y aun se preguntaba que tenia la brujica cubana que no tuviera ella, ¡no hay comparación señorcico mío!, entre otras cosas, pos dos tetas como dos carretas y un culo en pompa mas duro que el picaporte una puerta.

Yo tenía un requemor por dentro que no me dejaba vivir, mia que no acordarse nadie de regalarme naica, salvo el bacín asesino que casi espicha a mi duende suegro y me encamine a la plaza pá quitarme el noseque, queseyo porque allí encuentras de toico. ¡Y vaya si lo encontré!, el tío de los caracoles tenia uno en rebajas, un caracolico chuparandero mas majo, que yo no es que enviaje muncho pero cada vez que lo hacía tenía que tomarlo prestao de mi pariente el cagazurreras. Mi incho siempre ha sio tener un ardacho amaestrao de esos que te cogen los 20k/h pero conforme esta el panorama me conformo con una maeza de quinta mano. El alimalico tenía una cara de aburrió, pero el caracolero me dijo que si no se lo compraba lo echaba el domingo en un arroz con conejo y a mí me dio lastimica y lo compre.


Me fui a dar un garbeo con mi nuevo mehículo que lleva tos los extras, cuerno parabrisas, babas de freno, radiocasete pá oír a los chunguitos, chacho que buen trasporte me agenciao. Cuando era mocico tenía un ciempiés jorabao, escuchimizao y cojo de treinta y cinco patas que hubía pasao ya por quince manos, aquello era una venganza, más lento que el carrico los helaos, cada dos por tres se me ponía malo y tenía que llevarlo yo a coscaletas, estaba mas estropeao que la cama un loco y al final en una mala tos me pego un peo que se fue pal otro mundo.

Estaba yo fardando por el pueblo de mi nueva aquisicion cuando me encontré con el periñan del Pascualon, un duende al que le das un cortachuchas y ya lo tienes contento y entretenio pá tó el día. Al serón le falta veranico y medio, icen que sabe el secreto de la coca cola pero el tonto laba no quiere soltar prenda y yo le digo.
 – Pascualon, nene, no seas zurrón, que si le das la formula a los de la pesi te dan una millona.
Pero el ceporro no atiende a razones. Muchas veces pienso que el infeliz es más listo que tós nusotros juntos, pero que solo le falta  un buen martillazo en la melondra pá espabilarse y espabilarnos a los demás.
-¿Tas comprao una maeza eeehhh?, ejame a mi llevarla un rato, odo, que lo quieres pá ti tó.
-Quita bicho, hazte pá un lao huevon.
Entre tanto mapareció mi duende tío Manolo, mi ídolo. Es mocico viejo por convicción, vive como quiere el condenao y se lleva a matar con mi duenda suegra y yo le digo pá hacerle enrabiar.
-chacho mia a ver si te ennovias con ella y te la llevas lejotas de mi.
Oye pero que no lo convenzo, manque hay que tener pelendengues pá cargar con eso y manque mi duende tío los tiene mu gordos y bien puestos (eso nos viene genético de mi tatataragüelo el arrestestinao que tó lo tenía asin menos los huevos) ¿pos quien coñio iba a cargar con la duenda suegra?, ná mas que yo el ejraciaco de turno.

El pobretico está últimamente pitopausico perdió, pero a él que le torren habas, no vive ná bien el genares, ¡la mare duenda que lo pario!, que era mi duenda tía la Usebia, la famosa duenda que se escoño por vérselo y lo tenia pelao. Se levanta, su chatico vino con su fritilla, dimpues se va a ver obras, manque ahora haya menos que en la selva amazónica, a la tarde su siestecica y dimpues de echarse el clis su machi mondonga y su carajillo. 

Y esos veranicos en los Benidores gozando de las alimanas, sus buenos chapuzones, sus bailes apretaos con las duendas jubilas y los pajaritos. Yo firmaría ahora mismico, chacho que felicidad estar tocándome tó el día los huevos, pero a dos manos, no de refilón como ahora.


Lo que no sabía yo era la que me esperaba al llegar a mi setica con mi alimalico nuevo, la duenda suegra hecho el grito al cielo y a mi duenda le dio un paparajote que ni el día del estreno.
- A ver que la maeza es fea pero no pá tanto. Dije yo con guasa.
 Me toco dormir al sereno, pero más contento que unas pascuas porque estas por fin, hubían tenio regalo, manque hubiera salió de mi bolsillo.

EL DUENDE.








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