miércoles, 19 de noviembre de 2014

Y ENTONCES ENLLEGO LA MAMA DUENDA




Yo a mi duenda mama la quiero muncho, nos vemos d´uvas a peras pero el encariñamiento siempre está presente, véase el par de sopapos que m´arreo el día qu´enllego. Un elfo qu´enconoci yo en la mili que era más negro cun cerote icia que´l que no se paece a los suyos es un marrano. Su pare, un capitán rojancano de la legión y su mare, amarilla con los ojos rajaos, filandesa, que suena a queso d´untar pero es un pueblo de esos mundos de Dios. Icen  que yo me parezco muncho a la mama y la verdad sea dicha, estoy mu orgulloso de ese parecer.


Tenemos muncho en común, el papa por ejemplo, y salvo el pelo, los ojos, la nariz, las manos y el cuerpo en general, somos idénticos. Mi duenda mama lo mismo te llena de besos babosos que t´arranca la caeza de cuajo, te tira una alpargata con efecto que te da un abrazo chillao, ¡ella es asín!. La llamamos cariñosamente el gogle. No hay duenda por más viejecica que sea en el pueblo que no sepa lo que sabe ella. S´ enconoce a tos los duendes, los elfos, fauna y flora que nos rodea. La alpurnio de mi duenda suegra la tie como licincia, ¡pero ni muncho menos!, ya quisiera la sartén paecerse al cazo y d´ste cacico tenemos muncho qu´aprender.
¡Eso sí!, casca mas cun sacamuelas, tie comesacio pá to.  La paz y la tranquilidad que tenia en mi seta dende que mi duenda suegra se fue con mi tío duende Manolo a descubrir el país vecino, Yecla, me se fue a tomar viento fresco la farola.



Un día comiendo.

-Hijico duende me tenías mu abandoná, t´escribi una carta que nunca contestaste. Te la mande con el elfo Aurelio que venía del Carche y bien te dije en ella que fueras a buscarlo porque la burra la tenia enfermica, que´l pensaba que le duraba menos que un duendetelediario y no llegaba ni a la Pinosa. Que la cosa no anda bien, pero tampoco mal, la cosa no anda,  escupe y cuando escupe huye en bercicleta. ¡Ya sabes y que aluego no te sirva d´espanto!,  que si ties un yogur de fresica acida en el fregorifico no hables con él que lo mesmo esta caducao.




Mi mama se metía la sopa con gachamiga en la boca y aprisica, aprisica la mascujeaba, cogía aire y seguía dándome consejos y explicaciones.

-Al tío duende Venancio hace muncho que no lo vemos por el pueblo, se metió a entrabajar en l´alcoholera y s´ahogo en un bidón de ginebra  ¿sabes nene? algunos duendes se tiraron a salvarlo pero el lucho valientemente contra ellos. Tardaron tres días en apagar el fuego cuando lo cremamos y dende entonces no se la ha visto el pelo. ¡Pos que me tie a mi preocupa el tío Venancio!, a él que le gusta tanto el alpiste y no fue ni a la cabalgata de Reyes, ni a las misas de la duenda Jacinta la caramocho.  A las seis de la mañana cuando el sol está en las cumbres hay mas...!pá que te voy a dar explicaciones si tú a las seis de la mañana estas en to lo tuyo!.  ¡Y de esto que no s´entere naide!.



Terminamos de comer prometiéndole que no saldría de nuestras bocas lo dicho por ella. Las dos recogían la mesa y aquí el chache 
s´echaba la siesta.

A la noche cenando la misma reparandoria.

-Hijico duende, nunca olvides que ¡siempre es verano con el pepino en la mano!, que la vida es contraria y l´almólfera mu cambiante. Que lo mesmo es de noche, que de día, el negro, el blanco, la sandia, el melón de agua, el queso fresco y el curao, ¡atiende! ¿Tu sabias que el tío duende Regomello hubía inventao las gambas rebozas? ¡Ah y cuida las alábegas que las ties mu muertas! ¡Pos eso!. La serona de la duenda Faemina, que tie canas en to lo negro, ice que lo suyo es suyo y lo mío suyo, ¡los cojones adobaos! que dijera el pare, que por cierto, tu pare te manda recuerdos y regüeldos. !Cucha! ¿Sabías que a tu pare qu´esta pitopausico y le ha dao por cuchar a la Camela?. ¡Pos que no me hablo con la Faemina! Y to por cun día qu´olía avinagrao me piso lo sembrao y porque le di un escobazo en la cepa la oreja, que to sea dicho, se quedo priva, se enfurruño conmigo, ¡ya ves tu l´atun!, ella que se combalacho con la de la seta d´arriba pá bailar salsa y yo pá comérmela. ¡Bien comio, bien bebió ¿que mas quieres cuerpo mío?!



Dimpues de estar unas horicas comiendo castañas y charrando, la buena de mi mama duenda me dice.

-A una parientica mía le pasa como a mí, lo mesmo saca el paraguas, que se acuesta a las ocho, es igual o al revés, no sé si 
m´explico bien.

Yo a la mama la entiendo tan, pero tan bien que no hacen falta explicaciones, pienso lo mesmo que ella, ¡ya que tos habláramos tan claro en esta vida!.

Me levante p´acostarme y me dice con carica de sueño y bostezando tanto que parecía su boca un túnel

-Y ara ¿Que marcha me llevas?
-Tengo más sueño que una cestica de gaticos al orico la lumbre.
-Buenas noches hijico duenecillo, que sueñes con perniles y elefantes moraos.



Me dio cuatro o cinco besicos en el moflete y m´acoste más feliz que una perdiz bien arrepretujaico con mi duenda, pá que no pasara ni el viento entre ella y yo.

¡Esto sí es felicidad!

EL DUENDE